Lisboa rinde tributo a Xaquín Marín por el conjunto de su obra con una muestra antológica

R. Loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL

Xaquín Marín, ayer en el estudio de su casa de Perlío, donde dibujó gran parte de su obra.
Xaquín Marín, ayer en el estudio de su casa de Perlío, donde dibujó gran parte de su obra. ángel manso< / span>

12 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Toda Lisboa, y por lo tanto Portugal, rinde tributo al conjunto de la obra de Xaquín Marín. El Amadora International Comic Festival, que comenzará a finales de este mes -un certamen cuya actividad se extiende, desde el distrito lisboeta, hasta encontrar eco en todo el país-, prepara una exposición antológica de Marín, con la que homenajeará a quien es hoy una figura central de la cultura gallega contemporánea.

«Van ser vinte obras», señalaba el propio Marín ayer. «E é o único que teño previsto expoñer agora, porque agora, a estas alturas -bromeaba-, si que xa empezo a estar verdadeiramente retirado». El dibujante se encuentra estos días en su casa de Perlío, pero ya reside en Extremadura -donde están las raíces de su familia paterna- la mayor parte del año. El dibujo, como soporte para el humor -un humor que él dice que le ayuda a mirar, frente a los malos tiempos, el mundo-, sigue teniendo un espacio capital en su actividad diaria. Pero confiesa que incluso ha abandonado la pintura, que fue una de sus pasiones de juventud, y a la que pensaba volver con fuerza. Ni siquiera está preparando un nuevo libro, dice. Pero, en cualquier caso, lo cierto es que su prestigio crece sin pausa.

De Marín bien puede decirse que es dueño de una mirada -y, por lo tanto, también de un estilo- inimitable. Desde hace décadas viene iluminando la realidad con una forma de humor gráfico en la que raramente tiene cabida la amargura, y en la que para la ternura siempre hay espacio.

Aunque el núcleo central de su obra se inscribe en el ámbito de lo periodístico, Marín ha desarrollado también una intensa labor como ilustrador de obras literarias, habiendo dirigido su mirada a la escritura de clásicos como Xosé Neira Vilas. Y en su faceta como pintor ha desarrollado una estética inconfundible, en la que sus obras se alzan, como un grito de rabia, frente al horror de la barbarie y de la desolación que nuestro tiempo ha convertido en cotidianas. Él fue, además, el creador de una institución absolutamente única: el Museo do Humor de Fene.