«12 ollos, 24 miradas»

juana P. luna

FERROL

Juana P. Luna

La sala del Ateneo Ferrolán acoge la exposición del pasado Outono fotográfico de Pontedeume

06 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado jueves y de la mano de Alexandre Caínzos, fue inaugurada en la sala del Ateneo Ferrolán una exposición fotográfica que tiene como protagonista y motivo Pontedeume, de hecho esta colección dio el pistoletazo de salida el pasado año al Outono fotográfico, y sus pretensiones, como dice su impulsor, son las de recorrer las salas de nuestras cuatro provincias. Once fotógrafos, veinte fotos y una escultura son en realidad las cantidades, a modo de curiosidad, de los componentes de la muestra; la escultura, que además sale en una de las fotos es obra de Anabel Viñas: una red llena de pescados confeccionada a modo de collage tridimensional con papel de periódico al igual que aquellos de A Diario, proyecto que compartió con Fran Nieto y que vimos expuesto en varias salas. Tanto Viñas como Nieto incluyen en sus fotos el agua, Nieto se detiene en los reflejos de las luces sobre la desembocadura del Eume con un primer plano de un barco hundido y al fondo la villa, reflejando en el azul los cálidos naranjas de su atardecer.

Jorge Meis, en una instantánea en blanco y negro, detiene en el tiempo y bajo el torreón de los Andrade y las nubes de tormenta, a dos perros que parecen estar en una extraña tensión física; la suma de estos elementos nos invita a imaginar y especular sobre lo que allí sucede, impidiendo que tal momento pase desapercibido y generando en nosotros una suerte de inquietudes. Víctor Rivera Jove, por su parte, recoge dos espacios en los que la claridad y la limpieza visual son los protagonistas, esta es una constante en otras imágenes vistas del fotógrafo, imágenes que invitan a la relajación, a la concisión en los elementos, al relax de la mirada. Verónica Bellas y su foto del tren nos hablan de Fotografía, o lo que es lo mismo, de luz y de velocidad, luz en el doble reflejo sobre la ventana de la foto, velocidad en el movimiento del tren saliendo de la estación. Diego Vázquez se interna en espacios conocidos eumeses y desde ellos y sobre ellos escribe y dibuja con luces de colores sobre la placa sensible, creando a modo de brillantes neones imágenes muy cercanas a las publicitarias.

Rocío Brage mueve su cámara en vertical haciendo una instantánea en contrapicado de un cielo azul lleno de aves volando y otra frontal en la que un banco es protagonista sobre a una vieja pared llena de moho y pintadas, el calor de un cielo de verano en contraposición a la frialdad de un viejo muro. Carlos Carballeira propone dos estupendos retratos en los que el rectángulo del encuadre se hace perfectamente visible sumado al encuadre del espacio elegido, acentuando así el efecto de marco para de este modo enfatizar esa sensación tan elegante que sus retratos ofrecen. Ángel Manso descubre en Pontedeume una pared por la que parece haber pasado el tiempo, mucho tiempo, y no por su deterioro, sino más bien por su recuperación, una interesante reflexión que nos facilita la fotografía y su capacidad para certificar cada una de las realidades físicas que nos rodean. Eloy Taboada nos muestra la fantástica naturaleza del entorno del río Eume y sus fragas, el curso del río y sus exuberantes verdes hacen gala de su belleza a través de la óptica del fotógrafo y del buen hacer del mismo. Y por último, Alexandre Espada, y su acercamiento a esos pequeños detalles que nos revelan a Pontedeume como un lugar lleno de historia, de pasado, de grandes momentos que lo hacen tan especial y tan interesante de conocer.