Melancolía

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

23 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Debe ser cosa del otoño pero, sea cual sea la causa, parece suspendida sobre nosotros una nube de melancolía, que puede acabar en apatía, ante el inicio de una campaña electoral que ya ahora parece cansina. No quiero sucumbir a la tentación, tan sugerente, de construir un muro de hermosas ocupaciones que me aísle de toda esa retahíla de discursos que parecen monólogos, sin más destinatario que el mismo que los pronuncia.

Siempre me apasionó el escenario electoral de las municipales, pero, en esta ocasión, los partidos y los candidatos van a tener que esforzarse mucho para lograr que mi ánimo despierte. Esto, si fuese en singular, no importaría. No es así. Pulso a diario muchas opiniones y aseguro que, en este viaje hacia la apatía, tengo muchos compañeros.

Pero todavía conservo un poso de esperanza, porque es demasiado lo que se juegan en estas elecciones para que los partidos no cambien el fondo y la forma de hacer política. Esa responsabilidad recae, muy especialmente, en los que tienen mayores posibilidades de gobernar. No es suficiente con invocar conceptos como democracia o regeneración. Hay que ofrecer alternativas y bajar a la arena de la realidad. Escuchar es tan necesario como mirar hacia el otro buscando respuestas a los problemas que sí se pueden resolverse desde los gobiernos locales. Y junto a esto lo innegociable es: contar la verdad. Hay muchas banderas detrás de las que esconder el insoportable egoísmo de pensar que lo que me conviene es lo que conviene?