Arte permanente

JUANA P. LUNA

FERROL

JUANA P.LUNA

01 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Estos días, ante el secano artístico que ronda la comarca, me dio por pensar en todo aquello que nos rodea y que de algún modo también forma parte de nuestro universo estético. Pensando en la ciudad, en la comarca, se me ocurría hacer un símil con un gran museo en el que hay, igual que en los reales una exposición permanente y una serie de exposiciones temporales, estas últimas serían las de las galerías y espacios expositivos las cuales van cambiando a lo largo del año. Y esa muestra permanente, que es la que quiero destacar hoy, equivaldría al patrimonio que nos rodea, como el arte urbano, la arquitectura,? e incluso iría más allá y añadiría aquellas páginas web de organismos públicos que muestran nuestro patrimonio y de artistas locales que nos destapan sus creaciones y además añaden nuevas obras, las cuales se exponen, de forma perenne, al público.

Son muchas las obras que me gustaría destacar, pero hay un tema que creo que nunca he tocado al hablar de Ferrol, y que no se puede obviar: lo militar. Está presente por los cuatro costados en forma arquitectura, nos guste más o nos guste menos, es evidente su presencia física y su peso específico tanto en el carácter como en lo formal de la comarca, así, El Castillo de San Felipe, el Museo Naval, incluso el Castillo de la Palma en Mugardos forman parte del recorrido que cualquier vecino invitaría a hacer a todo aquel que nos visita. Yo añadiría dos fortalezas y lo haría como muestra de cómo la construcción se aviene a las formas que la Naturaleza impone y por lo accesible que resulta la comprensión de su sentido estratégico: San Carlos y San Cristóbal, en esta última me aventuraría a bajar a las rocas para ver los restos de lo que fue la extracción de roca para el adoquinado de la ciudad y que ha dejado marcas indelebles en las rocas redondeadas por el océano.

Y no puedo, ni quiero, olvidarme de Fontelonga, tanto por su extraña belleza como por el asombro que me produjo visitarla por primera vez; está dentro del Cuartel de Infantería de Dolores, y es la única muestra que queda de entrada marítima a la ciudad, resulta cuando menos curioso observar que ya no es el mar el que nos recibe, sino que lo que tenemos delante es ni más ni menos que la muralla de Bazán. Lo primero que nos encontramos es una rampa flanqueada a ambos lados por unas escaleras, todo de piedra desgastada y alisada por el tiempo, y ligeramente resbaladiza. Costaba imaginarse como una reata de bueyes podía subir o bajar por semejante pendiente la carga en carros de madera. Abajo, el pequeño edificio donde se recibían las mercancias, con asientos de piedra para que el personal esperara a las embarcaciones, y debajo del edificio, la fuente, la que le da el nombre al conjunto: Fontelonga. Al bajar a la izquierda está lo que sería la entrada al muelle en forma dicen de T pero que ahora no aparece, y la garita de vigilancia que hacia dentro y a la derecha de esta está apoyada en un precioso contrafuerte oval, verdaderamente llamativo por su perfección y raro por su forma debido a que solo hay uno.

crítica de arte

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