Nunca seré objetiva respecto a Ferrol», advierte Montse. «Noto el hastío en la voz de los que están aquí a diario pero no puedo ver lo mismo que ellos porque, cuando vuelvo a casa, soy feliz».
No es que niegue la delicada situación que atraviesa la ciudad pero tras vivir en Cádiz, la provincia española con más paro, y en la capital de Fuerteventura, donde asegura tener dificultades para encontrar una cafetería abierta los fines de semana, tiene claro que «por mucho que Ferrol no sea la misma de hace treinta años, siempre hay sitios peores».
Aún así, si pudiera mejorar una cosa en la localidad sería la oferta de ocio nocturno, y es que echa en falta una mayor variedad en lo que a discotecas se refiere para poder cambiar de ambiente.
Por lo demás, asegura que Ferrol es tan o más cómoda que cualquiera de las otras ciudades en las que ha residido hasta el momento, por lo que no encuentra motivos para quejarse. Cuando abandona su tierra natal añora muchas cosas, entre ellas «las playas locales, los grelos y... ¡la lluvia!».