Delio Sánchez en el Ateneo

Juana P. Luna

FERROL

Juana P Luna

Exposición Randeeira

21 jul 2014 . Actualizado a las 12:58 h.

De color, agua y movimiento está lleno el Ateneo, y estará, hasta finales de mes, tiempo que permanecerá en exposición Randeeira de Delio Sánchez. Tengo que confesar mi ignorancia en el desconocimiento del significado de la palabra randeeira, pero después de utilizar el diccionario cuál fue mi sorpresa al descubrir las dos acepciones de la palabra: columpio y mecedora, yo personalmente me quedo con el último significado, primero porque en una de las obras aparece, pero principalmente, por la sensación de movimiento envolvente que cada una de las pinturas y montajes fotográficos produce en nosotros. Viajando entre las imágenes, posando la mirada de unas a otras nos encontramos, además de estos movimientos, también cierta cadencia y cierta musicalidad visual en las sugerencias que a lo largo de sus balanceos y sus envites se producen.

Delio Sánchez nos invita a descubrir el cuerpo femenino, (cuerpos que me traen a la memoria a aquellos que Tom Wesselmann pintaba en sus obras), y cuerpo decía, sumergidos en el agua, de lo que parece ser el mar o el océano, el nuestro según parece por lo movido que aparenta. El agua, lo acuoso, perfectamente representado por infinitos colores de la gama de los azules y verdes, más claros y más oscuros, en capas superficiales y profundas, más o menos transparentes,? emulando la riqueza y la pureza de nuestras costas. Así el cuerpo y el agua (salada) se hacen uno, a través del color y la certera pincelada de un modo que parece estar a caballo entre lo expresionista y lo impresionista. Expresionismo por el modo de dejar la pincelada, de decidirla de un modo tan gestual, tan vivido, una pincelada que nace más del nervio que de la observación. Impresionismo por la inteligencia con que esa pincelada se llena de color, por el elegir ese color, esa luz, y no otro. Ambas formas de hacer se ayudan y se compensan en el resultado de cada una de las obras nos ofrecen.

Es interesante ver como soluciona las imágenes pintadas en contraposición a los fotomontajes, y me refiero a la capacidad que el autor demuestra para lograr con medios tan distintos unas lecturas tan similares y un discurso tan parecido. Si bien es verdad que las pinturas gozan de mucha más gestualidad que los fotomontajes y estos de una certeza mayor en la selección de los elementos de la obra, esto es debido a las características de cada uno de los medios. Sin embargo, no encuentro conexión con las piezas escultóricas dentro del conjunto, las cuales por las propias características de sus materiales no nos hablan precisamente de movimiento o balanceo, aunque sí lo hacen en cierto modo, de ligereza y conexión con algo muy relacionado con nuestras costas: el aire, el viento, lo cual de alguna manera entra en conexión con toda esa sensibilidad de la que hablábamos. Un interesante discurso el de Delio Sánchez en el que se combina de un acertado modo el interior y el exterior del autor, sin estridencias y rozando sin dificultad distintos lenguajes artísticos con un fin preciso y claro: hablar de la piel, la sensibilidad y la poética relación entre la Naturaleza y el hombre.