Recuperan la hélice de un mercante que encalló en Cedeira hace 34 años

a. cuba / e. mouzo CEDEIRA / LA VOZ

FERROL

CEDIDA

La pieza, que incluye la bocina y parte del eje de cola, pesa 38,5 toneladas

15 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Tras mes y medio de trabajo, cuando el estado del mar lo permitió, la firma de Camelle Desguaces Petrallo consiguió recuperar la hélice y parte de la bocina y del eje de cola del buque granelero Don Segundo Sombra, que encalló a la altura de Punta Candieira el 22 de enero de 1980. El mercante, de 159,53 metros de eslora y 20,75 de manga, había sido construido en 1944 en un astillero de Alabama, en Estados Unidos. Cambió de propietario y de nombre varias veces, hasta que en 1978 fue adquirido por Alianza Naviera Argentina, que lo bautizó con el título de una novela de Ricardo Güiraldes, del año 1926, sobre los gauchos como «personajes legendarios».

En 1980, el Don Segundo Sombra partió del puerto argentino de San Nicolás de los Arroyos, remolcado por el Alianza, con rumbo a Bilbao, para su desguace. Pero, cerca de San Andrés de Teixido, quedó al garete por el fuerte temporal. El oleaje lo arrastró hasta el litoral y acabó varando. El mar lo partió en tres trozos, que se hundieron. Desguaces Petrallo consiguió el permiso de la Junta Delegada de Enajenaciones y Liquidadora de Material de la Zona Marítima del Cantábrico para rescatar piezas del pecio. Las inmersiones culminaron ayer, con la llegada de la hélice, de 38,5 toneladas, al muelle cedeirés, enganchada al Mimar 5.

Ahora hay que analizar la pieza para «conocer la aleación de la estructura, cortarle parte de las palas y venderla a una fundición para convertirla en material nuevo», explica la empresa. Si en el núcleo figura la inscripción cunial significa que el valor es elevado, por el alto contenido en cobre, níquel y aluminio. Parte del beneficio corresponde a la Armada, titular de todos los barcos embarrancados o hundidos.

En Teixidelo, el «Bonnie Carrier»

Cerca del lugar donde se halló el pecio del Don Segundo Sombra se encuentran los restos del Bonnie Carrier, un mercante que el mar lanzó contra las piedras a la altura de la aldea de Teixidelo. El naufragio tuvo lugar en 1986. Entonces, la firma coruñesa Recuperaciones, Desguaces y Salvamentos (Redesa) «lo adquirió y achatarró parte de su estructura en el mismo sitio del encallamiento». El hierro fue adquirido por la fábrica Megasa, en Xuvia.

Las pruebas efectuadas en una de las dos hélices [de 20 toneladas de peso cada una] demostraron que había sido construida con la mejor aleación (cunial). «Fue enviada a la fundición Navalips, en Maliaño, Cantabria», cuentan fuentes de Redesa. El Bonnie Carrier era «un barco cementero: «Se arrimaba a un buque con cemento a granel, lo absorbía y lo ensacaba», recuerdan. También iba de remolque. Para bajar hasta el barco, por tierra, fue necesario abrir 2,5 kilómetros de pista, que costó 22 millones de pesetas (132.000 euros).