Y Pontedeume volvió a la Edad Media

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro FERROL / LA VOZ

FERROL

ANGEL MANSO

La villa se vistió de fiesta en memoria de sus caballeros de espada y armadura

07 jul 2014 . Actualizado a las 13:10 h.

Estaba ayer de fiesta, Pontedeume, que celebraba el día grande de su Feirón Medieval. Y así, en el primer domingo de julio, la villa toda se vistió de colores en memoria de sus muchos caballeros de espada y armadura, entre los que fueron mayoría los señores de Andrade, aunque bien sabe el Cielo que no los únicos. Hacía algo de fresco, a primera hora, mientras iba llegando el sol del lado del río. Pero cuando el sol llegó por fin lo hizo con fuerza, y no había ni capa ni escudo que no reluciesen como es de justicia que reluzcan cuando la mañana del domingo la destina uno a viajar a través de los siglos.

Debía de estar contento ayer, sin duda, Don Fernando de Andrade, primer conde de lo mismo, que ahora es un caballero de mármol que aguarda por el día del Juicio Final en la bellísima iglesia de Santiago, que parece una verdadera catedral cuando las magias de algunas lunas hacen que sus torres parezcan querer tocar el firmamento.

Un gran general en Italia

No era Don Fernando, ya se sabe, un caballero medieval, precisamente, sino uno de los grandes generales de los Reyes Católicos, héroe de las campañas de Italia y renacentista donde los hubiese.

(Además de muy devoto, permítasenos el inciso: al morir mandó que no se malgastasen velas alrededor de su féretro, porque no quería en ese trance otra luz que la de Dios Nuestro Señor; y antes prefirió que lo que se había de gastar en fastos fúnebres se destinase a dar de comer y a vestir a los pobres de toda la vuelta.)

Pero a lo que íbamos, no nos salgan tantas ramas siempre: decíamos que sin duda estaría ayer el Señor Conde muy contento. Porque aun no siendo él lo que se dice muy medieval, le agradaría ver que Pontedeume se llenaba de gentes que parecían venir no de su tiempo también lejano, sino del siglo XIV, de cuando vivía su antepasado Fernán Pérez O Bóo. Aquel si que era un caballero del Medievo auténtico, además de gran protector de las artes... y algo aventurero. Conde no, qué vamos a hacerle, pero el título se lo ha otorgado la leyenda, así que como si lo fuese. Hasta me pareció verlo un instante, lo digo aun sabiendo que no van a creerme, a unos pasos de la plaza, acariciando el halcón de un cetrero. No debía de haber dejado su caballo, tampoco, muy lejos.

crónica viajando al pasado un domingo por la mañana