De crucero a las Fragas y Caaveiro

Andrés Vellón Graña
andrés vellón FERROL / LA VOZ

FERROL

ANGEL MANSO

Los reclamos de la comarca, en el escaparate internacional

21 may 2014 . Actualizado a las 13:12 h.

Al corazón de las Fragas do Eume y al emblemático monasterio de Caaveiro ya se puede ir de crucero. Los buques de pasaje internacionales que arriban a Ferrol abren cada vez más el abanico de ofertas de excursiones en el territorio local y, de ello, se empieza a beneficiar buena parte de la comarca.

Mañana llegará, si no hay contratiempos, el Aurora, de la naviera británica P&O. Más de 3.000 almas en su interior, entre turistas y tripulación.

Un simple vistazo a la página web de la firma permite ver que esta ofrece, dentro de sus rutas marítimas, dos excursiones en la zona programadas en sus escalas en la ciudad. La primera, claro está, lleva al corazón del Arsenal, A Magdalena y el Ferrol de la Ilustración.

La segunda va un poco más allá y propone a los cruceristas, tal y como se detalla por parte de la compañía, «explorar el mayor bosque protegido de la costa atlántica de Europa y ser encantado por la belleza de su flora, fauna y paisaje». Las Fragas do Eume, «el hogar de muchas especies amenazadas». Casi nada.

Recomiendan adentrarse siguiendo el cauce fluvial para conocer un «bosque mixto, principalmente de roble» para toparse también con «abedules, helechos y árboles de fresno, una vegetación que crea el hábitat ideal para una gran variedad de animales del bosque».

«Tómese un momento»

En las sugerencias de la naviera para realizar la excursión no falta, claro, la de: «Tómese un momento para capturar en cámara una de las muchas cascadas que se encontrará a lo largo de la ladera de una montaña densamente arbolada». Al crucerista, seguro, le estará pasando por la cabeza al leer esas líneas el Rivendel de Tolkien... Y seguramente no se quede defraudado si hace la visita. Ni mucho menos.

Pero lo mejor está por venir. «Al final del recorrido se llega al monasterio de Caaveiro, joya arquitectónica que se sitúa en el corazón del parque natural y muestra las marcas de las diversas transformaciones llevadas a cabo durante siglos». Y, para acabar, una «bien merecida parada en la taberna, donde puede saciar su sed con una bebida refrescante, café o té (...) aceitunas, galletas y pasteles».

A las Fragas y a Caaveiro, lo dicho, ya se puede ir de crucero.

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