Algas con sello y raíz en Ortegal

ana f. cuba ORTIGUEIRA / LA VOZ

FERROL CIUDAD

ÁNGEL MANSO

Conserveras Mar de Ardora inicia su actividad en el polígono de Cuíña

27 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La conservera de algas Mar de Ardora, instalada en el polígono industrial de Cuíña, en Ortigueira, ya está operativa. «Después de múltiples contratiempos y vicisitudes que fueron retrasando la puesta en marcha, llevamos trabajando a pleno rendimiento desde hace unos dos meses», explican los ferrolanos Sergio Baamonde López, biólogo, y Alberto Sánchez de Toca Gusano, licenciado en Ciencias do Mar, promotores de la empresa.

Estos dos emprendedores han transitado un camino lleno de obstáculos, que enumeran: interpretación dispar de la legislación entre Administraciones, dificultad para obtener financiación privada -«y nosotros tuvimos suerte porque pudimos optar a un crédito del Plan Ferrol, Eume y Ortegal, condición sine qua non para que diversas entidades nos abriesen el grifo del crédito», recalcan-, trabas burocráticas, retrasos inesperados, «sangría» de tasas e impuestos o dificultades a la hora de dar de alta algunos servicios, pese a encontrarse en un polígono.

De su experiencia como emprendedores concluyen la necesidad de «un cierto periodo de carencia en el pago de tributos, al menos hasta que comience la actividad» y de una mayor coordinación entre Administraciones, «la famosa ventanilla única», no siempre operativa. Superado el primer desafío, afrontan el reto del trabajo diario y de la búsqueda de mercados. «De momento estamos haciendo stock de producto en los diversos formatos comerciales: algas deshidratadas y conservas», explican. Al tiempo, pretenden suministrar producto en fresco al sector hostelero, «en función de la demanda», atendiendo así el creciente interés de los consumidores por las verduras del mar, en parte por su mayor presencia en las cocinas de los grandes chefs.

Sergio y Alberto aprovechan las mareas vivas para, ataviados con trajes de neopreno, acceder a la zona intermareal y recolectar algas. La playa de Picón, en Loiba, es uno de sus lugares de trabajo. Tras la selección y limpieza, procesan cada tipo de alga, en conservas -enlatado o embotado, sellado y esterilizado-, deshidratadas -pescado y embolsado- o en fresco -corte, pesado y envasado-. «El tiempo y las mareas condicionan la extracción de nuestro producto, una materia prima que además tiene una estacionalidad muy marcada», recalcan.

Una veintena de especies

El plan de explotación que les ha otorgado la Consellería de Medio Rural e do Mar abarca unas 20 especies, desde las más conocidas como el wakame, el espagueti de mar, el nori o el kombu, hasta el codium o la trufa de mar, más novedosas. Hasta que completen el proceso de almacenaje, que les garantice «asumir las necesidades de los futuros clientes», no empezarán a comercializar su producción.

Alberto y Sergio remarcan «la calidad y el cuidado de la materia prima, desde su recolección y en el procesado, totalmente artesanal (salvo la esterilización)». De Conservas Mar de Ardora saldrán productos certificados como ecológicos, indican, que se comercializarán en tiendas gourmet y especializadas, herboristerías o cooperativas de consumidores. Además de la venta directa en la fábrica o la pasarela on-line de la firma.

¿Por qué recomiendan el consumo de algas? «Por las extraordinarias propiedades nutricionales, ricas en proteínas, sales minerales, vitaminas y oligoelementos», responden. E ilustran el consejo con varios datos: «El wakame aporta 11 veces más calcio que la leche; el espagueti de mar, nueve veces más hierro que las lentejas; y el nori posee un 25 % de proteínas, algo impensable en cualquier hortaliza».