La monta de ponis se convierte en la gran atracción para niños
20 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Equiocio enfila el final de su décimoseptima edición en la jornada de hoy. Es el envés de la Semana Santa de Ferrol, que la complementa. A media tarde de ayer se aproximaban ya a los 30.000 el número de visitantes, a pesar de que en esta ocasión, debido a la crisis, la oferta de espectáculos y pasatiempos se ajustó a las circunstancias. Al lado de las competiciones de salto, donde los elegantes ejemplares y jinetes mostraban toda la belleza de la equitación, se encontraban los humildes ponis, que llevaban a lomos a los niños que tenían su bautismo de montura, con caras de alegría y miedo al verse, al menos por un par de vueltas, convertidos en caballistas.
Los ejemplares eran cuatro ponis pertenecientes a la ganadería de Pazos, de Pilar Suárez, que dejó otros cuatro en casa. Es la finca Beluchi, palabra que creó como acrónimo de los nombres de sus hijas, Belén y Luchi. Belén, de 12 años, competía en alevines en la pista del lado.
Los ejemplares de Beluchi pertenecen a la raza Wells, aunque en Galicia hay un poni autóctono (alzada de 1,20 y recuperado de su casi extinción a través de una asociación protectora), resistente y capaz, ideal para el inicio de los niños en le equitación. Este aspecto, el que liga al poni con los niños, hace también que sea un animal un poco caprichoso, o más bien con poco de mala uva porque ya de adulto sigue con su talla pequeña y su vida entera seguirá ligada a las bromas de los humanos inmaduros.
De manera que se comprende que, en ocasiones, se enfaden un poco. Su doma también está ligada a los niños porque las primeras montas no pueden hacerlas personas adultas pues los deslomarían. La competición de salto, en la que también participan, va de los 0,9 al 1,49 de talla en los ejemplares. Pilar Suárez lleva 15 años ligada a este munto del caballo pequeño y se inició en él por sus hijas, para que se iniciasen en el apasionante mundo de la equitación.