El joven de Pontedeume habría muerto aunque recibiese auxilio

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

FERROL

Los forenses creen que una de las siete heridas de su cuerpo era mortal

10 abr 2014 . Actualizado a las 18:13 h.

Nada de lo que se dijo ni se vio durante el juicio hizo cambiar de idea a la Fiscalía, que sigue pensando que el matrimonio eumés formado por José Agustín Fernández Carpente y María del Carmen Fonte Galán actuó en defensa propia y movido por «un miedo insuperable». Hoy, junto con la defensa, ejercida por José Luis Gutiérrez Aranguren, explicarán al jurado por qué han de absolver a los procesados. Lo harán con tanto empeño como las acusaciones pedirán su condena. Si no por asesinato, sí por homicidio. Después de que las partes expongan sus razones, que será al mediodía, los miembros del jurado popular se encerrarán a deliberar.

En la retina llevarán aún la película que les emitieron ayer y que fue grabada por la Guardia Civil durante la reconstrucción de los hechos. Con un cabo haciendo de víctima y un agente en el papel del acusado, estando los procesados presentes, el vídeo intenta recrear lo que ocurrió sobre las dos y media de la madrugada del 10 de julio del 2011 en esa casa de Pontedeume. Durante la escena en la que se quiere reproducir fielmente el momento de las cuchilladas, el funcionario que hacía de víctima mostraba sus reservas de que se produjesen tal y como había afirmado el acusado, pues resulta muy complicado propinar puñaladas metiendo el brazo por el hueco que deja una puerta entreabierta. No obstante, el imputado también había dicho que su estado de «gran nerviosismo» y «miedo terrible» le hicieron agitar el brazo en todas direcciones para «quitarse de encima» al intruso.

La grabación continúa con la huida del menor por la ventana de la cocina así como sus últimos pasos antes de caer moribundo y boca abajo a unos 150 metros. ¿Podrían salvarle la vida si los acusados hubiesen llamado a la Guardia Civil en el momento del suceso y no hubiesen esperado casi una hora? Los forenses creen que el chico hubiese fallecido igualmente. Aunque de las siete heridas por arma blanca que presentaba su cuerpo, solo una era mortal, su gravedad le auguraba una muerte muy rápida. Aparte de tener dos heridas defensivas -indican que el menor echó mano al filo del cuchillo para evitar el ataque-, la médica forense explicó que la lesión que le llevó a la muerte se produjo en la región mamaria izquierda, seccionándole la arteria pulmonar, de ahí que «necesitaría muchos medios y rapidez» para salvar la vida.

También declaró el médico que asistió al acusado tras producirse los hechos y minutos después de que le diesen la fatal noticia de que había matado a un crío. El testigo recordó que este carpintero jubilado «se puso muy nervioso, le dio como un ataque de ansiedad y decía algo así como ??Dios mío, ¿qué he hecho???».

Los peritos que realizaron el análisis toxicológico al fallecido confirmaron que en su organismo no había ni pizca de drogas. Sí alcohol, el equivalente a haberse bebido un litro de cerveza, cantidad que ya habían confirmado los amigos que salieron con él aquella noche.