Advertía en los años 80 el malogrado cura Bernardo García Cendán de las consecuencias que iba a tener para Ferrol Vello el masivo trasvase poblacional hacia el flamante barrio de Caranza. Bernardo había estudiado Sociología urbana en París y conocía de primera mano lo que se hacía en Francia con barrios históricos. El Muelle, como los ferrolanos conocemos Ferrol Vello, se quedó sin las parejas jóvenes con hijos, que buscando mejorar sus condiciones de vida, algo tan natural, lograban un piso moderno. Pero dejaban atrás una historia y se adentraban en una nebulosa. Así, era habitual que muchos vecinos regrasen todos los días a sus orígenes. Hoy, 40 años después, se observa la premonición cumplida, con un área urbana muy deteriorada porque la Administración, que ya había hecho otro tanto con Esteiro, llevó a cabo una política propia de ciudad bombardeada. Pero aún estamos a tiempo de que el Muelle no acabe como Esteiro (cuentan que Franco quería barrer la prostitución demoliendo el barrio chino de Ferrol, qué curioso). A tiempo estamos pero es necesario un plan claro y con políticos decididos a ejecutarlo, combinando la acción pública con la privada. Como se hizo en áreas degradadas de Compostela, Toledo o cualquier otra. Lo inaceptable es la inacción porque es posible recuperar el viejo Muelle. Si sucumbimos al derribo, la ciudad será igual a cualquier barrio periférico de otra urbe. Uno entra por la avenida de Esteiro y la imagen es la misma que en Cáceres, Valladolid... Ya don Pío Baroja recomendaba viajar contra la ignorancia.