La Armada acentúa el protagonismo de los buques ferrolanos

Andrés Vellón Graña
andrés vellón FERROL / LA VOZ

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Defensa confía a las unidades locales el grueso de las misiones más exigentes

11 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La Armada está dando cada vez un mayor protagonismo a sus buques con base en el Arsenal de Ferrol desde el punto de vista operativo.

En los últimos ejercicios es cada vez más habitual que los barcos de guerra locales asuman misiones de calado, bien en escenarios de conflicto bien en dispositivos estratégicos para el Ministerio de Defensa.

Tal y como ya publicó La Voz el pasado 7 de enero, el despliegue del Cantabria durante casi un año con la Armada de Australia para optimizar su adiestramiento y apoyar las opciones comerciales de Navantia en las antípodas era un nuevo ejemplo de esta tónica.

El hecho de que a partir del sábado la F-103 asuma el mando internacional de una flota permanente de la OTAN durante cuatro meses -luego harán lo propio durante idéntico período de tiempo la F-101 y la F-105- no hace más que apuntalar la tendencia. La Marina está sacando el máximo provecho a sus unidades más modernas y versátiles en el escenario internacional.

Los dos dispositivos mencionados -el despliegue del Cantabria y el de las F-100- tienen gran relevancia para el Ministerio de Defensa. Por un lado, para proyectar la imagen de la Marina española en el extranjero y, por otro, para volver a demostrar que tanto las F-100 como los buques de apoyo Cantabria y Patiño pueden asumir sin complicaciones este tipo de retos.

Los precedentes

Pero hay otros precedentes que permiten apuntalar esa confianza de la Armada en los buques y dotaciones con base en el Arsenal de Ferrol.

Así, durante el pasado ejercicio dos de estos barcos estuvieron al mando de la operación Atalanta contra la piratería en aguas del Índico. Primero fue el Patiño -que ya lo había hecho con anterioridad en otra ocasión- y luego la F-104.

Un poco antes, en el transcurso del 2011, las fragatas F-100 fueron las piezas elegidas por el Ministerio de Defensa para apoyar el embargo marítimo a Libia y derrocar el régimen de Gadafi.

Se desplazaron a ese escenario un total de tres unidades en las que embarcaron alrededor de setecientos marinos. Fueron siete meses de cooperación en uno de los principales focos de conflicto y tensión internacional en aquel momento.