La rana

José Varela FAÍSCAS

FERROL

20 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Si el cambio se produce gradualmente, la capacidad acomodaticia del ser humano actúa con control remoto, no altera la conciencia del sujeto. Solo cuando se observan las variaciones a distancia aflora la diferencia. Más que narcotizada, eventualidad nunca descartable por completo, la sociedad es rehén de las sucesivas medidas gubernamentales, ejecutadas siguiendo un plan minuciosamente maquinado. Recortes de derechos civiles, congelación de pensiones, reducciones de salarios, empobrecimiento general con excepciones, aniquilación del futuro a la juventud... para qué seguir. No hace falta haber leído a Peter Senge en La quinta disciplina para verificar la fábula de la rana en el agua caliente, y constatar que es un humillante trasunto de la situación actual: si Rajoy aplicase su motosierra con celeridad no duraba dos días en la Moncloa, pero manejándola al ralentí -no nos equivoquemos, tampoco es el más trabajador de la derecha- tendremos Mariano para tres años más. Como la rana a la que le calientan en agua poco a poco y acaba cociéndose, pero salta de ella si el cambio es brusco aunque la diferencia térmica sea menor. Y por toda explicación se nos asegura que podría haber sido peor. Aceptado el mantra, ni siquiera nos preguntamos si no habrá trampa en el relato oficial: antes, con el PSOE, la culpa era de los socialistas. Ahora, con o sin Bárcenas, por si no alcanzasen Naseiro o la Gürtel, es un problema sistémico (tal vez sistémico de la derecha). Y mientras, aquí, del dique flotante o del flotel, n/s, n/c.