Un complejo entramado social protegió a los narcos de «Aforo»

francisco varela FERROL / LA VOZ

FERROL

Durante años invirtieron en negocios en Ferrol sin que Hacienda los detectase

25 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los presuntos principales implicados en el caso Aforo de importación a gran escala de cocaína desde países hispanoamericanos, todos ellos ferrolanos, se movieron durante años a sus anchas. Crearon un entramado mercantil, invirtieron en bienes inmuebles y valores bancarios, llevaban un alto nivel de vida, pero, sorprendentemente, Hacienda nada detectó en su fiscalización ordinaria.

Una complicada red de relaciones personales les daba cobertura. Contaban con contactos en todos los ámbitos desde los propios juzgados hasta bancos, registros oficiales y otras oficinas públicas. De tal forma que mientras la policía cumplía con su obligación de lucha antidrogas con redadas en campamentos y cacheos en los barrios, por las alturas un grupo aparentemente de empresarios traficaba con millones de euros supuestamente procedentes de actividades ilegales. En este caso de Aforo se les investiga por un cargamento de 230 kilos de cocaína interceptado por la policía colombiana en un contenedor de pescado con destino a Galicia. Es decir, el asunto comenzó a investigarse porque la DEA norteamericana, advertida por Antinarcóticos de Colombia, informó a las autoridades españolas, pero no porque desde aquí, desde su localidad, se iniciase una pesquisa ante el sorprendente enriquecimiento de algunos.

El jefe

En el caso del Nano Seoane, al que el juez Morán Llordén considera el jefe de la organización, oficialmente dedicado al negocio de discotecas, los agentes especiales de la Udyco hablan claramente de su sorpresa al conocer su entramado económico. En su informe dicen: «Resulta significativo el hecho de que a pesar de que figura como socio o administrador de numerosas mercantiles, así como socio en tres sociedades civiles, no declara rendimientos procedentes de actividades económicas, por lo que se sospecha que los beneficios que obtiene de dichas participaciones podrían ser percibidos en dinero no declarado».

El uso de testaferros (familiares, allegados y otros) a fin de evitar que dichos bienes figurasen a su nombre, le permitía evitar posibles embargos o intervenciones. Porque lo complejo de la investigación policial que se inicia ahora, aclarada la parte del narcotráfico, es desvelar el blanqueo de capitales.

Testaferros

Por citar un ejemplo. El grupo familiar de Seoane tuvo en los últimos años 21 automóviles, entre Mercedes, Porsche, Audi y BMW, entre otros. Pero no solo eso, porque para la policía, el hombre de máxima confianza de Seoane, D. R. F., también observa un «importante desfase entre ingresos que declara y los gastos e inversiones que efectuaba». Tampoco concuerdan sus ingresos oficiales con el patrimonio inmobiliario que ostenta (una casa con parcela, dos pisos y tres fincas) la compra de ocho turismos y dos motocicletas, cinco de los coches de alta gama. Añádanse fondos de inversión y otros trasiegos bancarios. La Udyco sospecha que o participaba también en el asunto de Aforo o trabajaba para ocultar «la verdadera titularidad de diferentes propiedades que figuran a su nombre». Esto es solo el inicio de la pesquisa.