La sangría demográfica deja 220 núcleos despoblados en la zona

Eduardo Eiroa Millares
Eduardo Eiroa FERROL / LA VOZ

FERROL

MILLARES

La comarca perdió desde el año 1996 a más de 11.000 habitantes

14 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Las claves del problema demográfico que padece la comarca las resume el alcalde de Monfero, Benjamín Modesto: «Cada ano morren 40 veciños e nacen són sete ou oito, e algunha vez só un».

El drama tiene cifras conocidas. En 1996 había en Ferrol, Eume y Ortegal un total de 214.705 vecinos. Hoy quedan algo más de 203.000, es decir, 11.000 menos, como si en una década hubiera desaparecido As Pontes de una tacada.

De los 20 municipios del entorno solo cuatro ganaron población en ese período, y el único que lo hizo de modo significativo fue Narón, a costa de Ferrol, que pasó de 31.000 a casi 40.000 habitantes.

En el resto de los casos las cifras siempre bajan, una tendencia que se ceba con especial saña en los municipios de interior, donde el golpe demográfico es más visible. A Capela, Cerdido, Moeche, Monfero, As Pontes, San Sadurniño y As Somozas sumaban 25.569 vecinos hace 16 años. Hoy son 21.799, es decir, un 15 % menos según los datos censales del INE.

Pero si la tendencia demográfica es bien conocida, menos lo es su efecto sobre los pequeños lugares del ámbito rural. En toda la zona hay 220 núcleos con su correspondiente topónimo en los que ya no queda nadie, ni un habitante.

Un único vecino

Otros 83 correrán más pronto que tarde el mismo camino, ya que en ellos solo se contabiliza, en cada caso, un único habitante.

En Monfero, por ejemplo, hay registrados 196 núcleos de población de los que 11 ya no tienen ningún vecino y otros cinco mantienen un solo residente.

Pero no es ese el caso más claro de despoblación. El récord comarcal de espacios despoblados lo ostenta Ortigueira, donde son 41 las aldeas y lugares en las que no queda nadie, otros nueve tiene un único vecino. La situación no fue siempre igual. El INE solo registra datos desde el año 2000. Entonces en Ortigueira las cosas tampoco iban bien, pero sí menos mal. Había 35 puntos deshabitados y 15 con un solo morador.

En As Pontes las cifras se mantienen más o menos estables en los últimos 12 años. Es el segundo de la zona con más aldeas vacías, 36. Curiosamente, hace algo más de una década eran 37 las que había en ese estado.

En As Somozas son 33 los sitios en los que no queda nadie, diez más que en el 2000. El desaguisado demográfico se percibe mejor en los lugares concretos, donde las medias porcentuales de la zona se perciben de otro modo. En Seijas, un núcleo de As Somozas, constaban hace doce años censados 188 vecinos. Hoy quedan 134, es decir, casi un tercio menos de la población que había. En ese mismo municipio Recemel perdió en el mismo período un centenar de personas, pasando de 541 a 445.

Tendencia

Si sigue la misma tendencia, en el interior habrán perdido en el 2044 la mitad de su población actual, y no hay indicadores que permitan esperar que se revierta esa tendencia.

Lugares como Espiño, Valados y Castro (Cerdido), o Martiñán, A Costoira y Trabado (Ortigueira), son hoy espacios en los que, según el INE, ya no hay un alma. Y no parece que en breve vayan a recuperar habitantes.

En la mayor parte de los casos, los sitios deshabitados son pequeños núcleos formados por un puñado de casas.

La falta de perspectivas laborales en el rural está detrás de la merma del censo. El progresivo cierre de explotación ganaderas ayuda a acelerar más todavía el proceso. En Monfero, por ejemplo, desaparecen una decena al año. Sin trabajo, tampoco quedan vecinos en el rural del entorno de Ferrol.