Sin pistas sobre lo que hacía en la casa el chico muerto en Pontedeume

F. Varela FERROL / LA VOZ

FERROL

La Guardia Civil no aporta conclusiones sobre el asunto en su informe a la jueza

13 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La presencia del joven ferrolano que murió el pasado verano dentro de la casa donde se produjo su apuñalamiento sigue sin aclarar, a pesar de que la instrucción de la causa judicial está en su fase final.

El propietario de la vivienda, José Agustín Fernández Carpente, despertado por su esposa que escuchó ruidos sobre las tres de la madrugada del 10 de julio del 2011, infirió varias puñaladas a Fernando Sánchez Grandal, de 17 años, tras toparse con él en el pasillo de la vivienda de la avenida de Ferrol, 37 de Pontedeume. Han declarado ya ante la jueza de Betanzos que se ocupa del asunto, Carpente, su esposa, sus hija y yerno, un vecino de la acera de enfrente que vio salir al muchacho, ya malherido, los médicos forenses que realizaron la autopsia... Pero la pregunta sobre qué hacía en esa casa sigue sin respuesta.

Por eso los abogados de la familia del muchacho han pedido que comparezca a declarar el agente de la Guardia Civil que elaboró el informe de la investigación, ya entregado a la jueza, que tampoco lo aclara.

La versión del autor de la muerte no ha variado: el matrimonio dormía, ella despertó con un ruido, él se levantó y a oscuras vio una silueta, intruso y morador se agarraron y forcejearon y en un momento la mujer le pasó un cuchillo. En los momentos posteriores le infirió la puñalada mortal, pero con una puerta de por medio dado que, dice, el chico trató de parapetarse tras ella.

Los abogados de la familia sostienen que «es una versión de parte interesada» porque la autopsia, además de la herida mortal en el tórax que le alcanzó la arteria aorta, observa otros muchos cortes en las manos. Es decir, según la propia Guardia Civil, la víctima trató de defenderse poniendo las manos por delante. La Guardia Civil intervino el pijama que vestía Carpente la noche de los hechos, con grandes manchas de sangre, lo que mostraría que estuvieron, víctima y agresor, como agarrados, el chico ya herido. Ha sido entregado a la jueza otra prueba de convicción, el cuchillo con una hoja de 27 centímetros ligeramente doblada y mango de madera. Carpente insiste, sin embargo, que el homicidio no fue intencionado. Sus conocidos hablan de que ha quedado traumatizado y que sigue bajo tratamiento, en libertad con cargos, a la espera del juicio.