La respuesta masiva en Ferrol revive los tiempos de la reconversión naval

f. fernández FERROL / LA VOZ

FIRMAS

CÉSAR TOIMIL

«Non será a última e cada vez seremos maís», afirman los convocantes

20 feb 2012 . Actualizado a las 13:26 h.

Fue, la de Ferrol, una manifestación multitudinaria, como las de los viejos tiempos de la reconversión naval en los años ochenta. Ni siquiera las últimas protestas de los trabajadores de Navantia lograron reunir a tantos ciudadanos, seguramente porque la reforma laboral contra la que marcharon pacíficamente más de 25.000 personas, según los sindicatos, y unas 15.000, según la policía local, «nos afecta a todos». Lo recordó José María Rolón, profesor de Psicología del Trabajo, que fue el encargado de dar el discurso final en la plaza de Armas, ante el Ayuntamiento ferrolano. De su boca también salieron los últimos datos del paro en la comarca, que se acerca peligrosamente a la redonda cifra de los 20.000, y aumentará, alertó, con la nueva reforma laboral. En su lugar, Rolón exigió, en nombre de los sindicatos, «inversión pública» para frenar la sangría de desempleados y construir el dique flotante para Navantia y el tren al puerto exterior de Ferrol.

En silencio -roto de vez en cuanto por gritos que deseaban «folga xeral»- escuchaban a Rolón miles de ciudadanos llegados de toda la comarca. La manifestación partió escoltada por las policías local y nacional a las doce del mediodía de la plaza de O Inferniño. Abundaban las banderolas de los sindicatos UGT, CC.OO. y USTG y las pegatinas «Apoyar a Navantia». La marea humana era guiada por sindicalistas que portaban la pancarta que anunciaba «Non á reforma laboral», pero se mezclaban entre la multitud otras que rezaban «Socialismo ou barbarie» o firmadas por el comité de empresa de Privilege, empresa de Narón que está atravesando una situación complicada. Con un megáfono, un sindicalista lanzaba ocurrentes frases como «O próximo parado que sexa un diputado».

Entre los ciudadanos que caminaban pausadamente rumbo a la plaza de Armas había madres jóvenes con sus bebés, parejas talluditas, pandillas de adolescentes... Parados, trabajadores, jubilados.

Gente corriente que se iba sumando a la marcha a medida que esta se adentraba en el casco histórico. Estaban los líderes comarcales de los sindicatos convocantes, políticos como el alcalde de Ares, el socialista Julio Iglesias; la diputada del PSOE Beatriz Sestayo, y concejales de IU.

Tras media hora de lenta caminata, la cabecera de la protesta alcanzó la plaza de Armas, pero durante más de veinte minutos seguía llegando gente a través de la calle Real. La plaza se llenó y los participantes se fueron desplegando por las calles adyacentes para escuchar a José María Rolón y a Auri Vázquez, de Comisiones Obreras.

Avanzaron que las protestas contra la reforma laboral no han hecho más que empezar. «Non será a de hoxe a última convocatoria e cada vez seremos máis», auguró Rolón, para frenar la «brutal agresión aos nosos dereitos», porque «non nos resignamos ante a inxusticia».