Silencio

María Fernández Lemos

FIRMAS

19 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La importancia de la conservación del patrimonio edificado no se ciñe en exclusiva al valor material del mismo. La Fábrica de Lápices constituye un excelente ejemplo de arquitectura industrial, un hito en la ciudad, presente en la memoria colectiva de los ferrolanos, como parte de nuestra historia, de nuestra vida. Su demolición supone una contradicción, desde cualquier punto de vista, administrativo, patrimonial, económico y social. Es incomprensible. Como si no supiésemos que todas las grandes ciudades han recuperado su arquitectura industrial durante los últimos años.

Nosotros, la urbe industrial por excelencia de Galicia, renegamos de nuestros orígenes, como si fuese la actividad industrial la causa de su ruina, y no la razón de un pasado de esplendor.

Hace falta carecer de imaginación para no entender los beneficios de la conservación, independientemente de ideologías políticas. Resulta más incomprensible aún en unos años de depresión económica, cuando priman los criterios de reutilización, de conservación, en un momento en el que el estallido de una burbuja nos sorprendió a todos despertándonos de un sueño que no era real. Demolición, ¿para qué? No impedía la construcción de una promoción inmobiliaria que en estos momentos tiene un largo recorrido para poder llevarse a cabo; aún así, la fábrica podría formar parte de la misma, otorgándole un uso al edificio en sí, como volumen contenedor, y manteniendo el elemento de la chimenea, como obelisco.

Día tristemente histórico

Ayer pasará a la historia de la ciudad de Ferrol como un día aciago. Una concatenación de actuaciones administrativas torpes, una licencia por silencio administrativo y la desidia de dejar aparcadas las decisiones molestas -optando por no cuestionar el interés privado en vez de defender el público- provocaron la desaparición de la única pieza de arquitectura industrial de importancia que quedaba en la ciudad.

Era la muestra de una de las aventuras empresariales no públicas más importantes de la comarca. La administración y la política están para servir a la ciudad.

Es Ferrol la que sale perdiendo. Silencio.