«Hace 20 años apenas sabíamos qué especies podíamos encontrar en la costa gallega»

Manuel Arroyo Alves
Manuel Arroyo FERROL

FERROL

Manuel Arroyo

06 ene 2012 . Actualizado a las 18:53 h.

Juan Ignacio Díaz da Silva (Ferrol) es el responsable de varamientos de la zona norte de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) y miembro de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN). Con más de 20 años de experiencia en la materia, Da Silva es un estudioso del medio marino, especialmente en lo que atañe a la costa Ártabra.

-¿Cuál es el protocolo de actuación ante un varamiento?

-Está basado en el teléfono de emergencias del 112 Galicia, adonde llaman los particulares. A partir de ahí, nuestra centralita alerta al equipo de trabajo más cercano. Una vez en el lugar del varamiento, tomamos muestras y clasificamos al animal, según su conservación. No somos del CSI, así que debemos tener garantías, porque en invierno los cadáveres parecen muy frescos, pero pueden llevar muertos cuatro días.

-¿Qué se puede saber a través de las muestras obtenidas?

-Tratamos de diferenciar entre varamientos por mortandad natural o cuando la interacción humana está por medio. Los aparejos de pesca suelen quedar tatuados en la piel, y con el examen de los órganos podemos determinar la causa real de la muerte. Pero cuando lleva muchos días en el mar, se borran todas las huellas y ya es difícil averiguar las causas.

Tenemos la garantía de que más del 50% de las muertes están relacionadas con la actividad pesquera

-Entonces los aparejos de pesca están detrás de muchas muertes

-En los últimos años hemos logrado una colaboración importante con el sector pesquero. Son los propios pescadores los que nos comunican que un animal ha quedado enredado entre sus aparejos. Se dan cuenta de que es algo accidental. Y no se les recrimina que el animal haya quedado atrapado, porque, de momento, no hay ninguna estrategia para evitarlo. Tenemos la garantía de que más del 50% de las muertes están relacionadas con la actividad pesquera.

-¿Qué porcentaje sale con vida?

-Son los menos. De todos modos, cuando vara un animal vivo en una playa, es que algo le pasa. Un delfín sano, nunca varará en una arenal. Las causas de esos varamientos, por lo general, aunque algunos se puedan relacionar con capturas accidentales que los dejaron mal heridos, hay otros que simplemente sufren muerte natural. También influye la contaminación acústica, por ejemplo motores o prácticas militares, que afecta a la orientación de especies como los delfines. Pero es muy difícil relacionar la contaminación acústica con la mortandad, porque no deja señales evidentes.

-¿Son recuperables los que logran sobrevivir a un varamiento?

-Las actuaciones con animales vivos, siempre en caso de cetáceos y tortugas marinas, lo que se hace es la reintroducción. Lo echamos de nuevo al mar. En el caso de focas y tortugas pequeñas, la Cemma y la SGHN colaboran para retirar los animales a una sala de recuperación. Antes los animales se recuperaban y se soltaban en la costa gallega, pero regresaban, como las focas.

-¿Pero aquí no hay focas?

-Provienen de las costas de Inglaterra, Irlanda o de la Bretaña Francesa. Son las colonias más próximas. Suelen ser crías arrastradas por vientos y corrientes.

-¿Y una vez recuperados?

-Ahora, con la ayuda de los pescadores, las focas se llevan a la zona del Gran Sol, un paso más cerca de las colonias de origen.

-Y los que acaban en el museo. ¿Cuál es el proceso?

-Lo primero que se hace es descuartizar el animal. Separamos los huesos de la carne. Luego se entierran durante un periodo de entre seis meses y dos años y después de lavan los huesos en agua oxigenada. Una vez limpios y restaurados, ya se pasan a la exposición.

-¿Qué finalidad tienen vuestros estudios?

-Queremos conocer más de los cetáceos. Hace 20 años apenas sabíamos qué especies nos podíamos encontrar en la costa gallega. Ahora sabemos que rondamos las 25 especies de cetáceos, hasta tres o cuatro de focas y otras tantas de tortugas marinas.