Memoria de un hombre bueno

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Crónica | Homenaje al último alcalde republicano de Valdoviño Escolares y vecinos de Pantín recordarán mañana sábado a Frutos Burgos, maestro y alcalde de la República; y a otros compañeros suyos de profesión, represaliados en el 36

23 jun 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

?aldoviño hará mañana justicia a su historia. Varios vecinos, entre los que figurarán los escolares de la unitaria de Pantín, rendirán homenaje a varios profesores represaliados en 1936. A uno de ellos, Frutos Burgos Ramos, se le recordará por partida doble. No sólo era uno de aquellos maestros que tan bien retrató Manuel Rivas en su Lengua de las mariposas , que se entregaron a la casi imposible labor de despertar a aquella Galicia de los años treinta y darle una formación moderna. Era, además, el alcalde de Valdoviño cuando la historia dio el terrible quiebro del 18 de julio de 1936. Sobre Frutos Burgos ha investigado durante años su nieto, Armindo Álvarez Burgos, que vive en Vigo. Armindo está feliz de que desde mañana la fotografía de su abuelo vaya a figurar junto a la de otros alcaldes del municipio, en el salón de plenos del Concello. Después de bucear en muchos archivos, Armindo ha averiguado que Frutos Burgos llevaba el magisterio en la sangre. Era hijo de maestra y había nacido en Casla, Segovia, en diciembre de 1999. Con 17 años se hizo él también maestro. Dio clase en escuelas segovianas hasta que consiguió plaza en Covelo (Pontevedra). Allí conoció a la hija del tendero, Luisa Costa Sampedro. Se casaron. A Frutos lo destinaron a Pantín y aquí se estableció la familia en 1933. Tuvieron cuatro hijos. Armindo ha averiguado que su abuelo era un seguidor de la Institución Libre de Enseñanza de Giner de los Ríos y conocedor de la pedagogía que se practicaba en otros países europeos, estudiaba inglés... Pronto empezó a ser querido en Pantín, porque animaba a los ganaderos a no entregar a la Iglesia parte de sus rentas («les decía que si la res era del ganadero, cuando la vendía, el dinero tenía que ser para él», dice Armindo), intentaba instalar incubadoras para mejorar la producción de polluelos... Su actividad sirvió para que lo hicieran candidato del Frente Popular a la alcaldía en febrero de 1936, en una lista en la que figuraban otros maestros, entre ellos, Reinaldo Sarria Delgado, que daba clase en Aviño y después del alzamiento franquista sería fusilado. Frutos fue elegido alcalde, pero ocupó el cargo muy poco tiempo. Poco antes del golpe militar del 18 de julio recibió un soplo y huyó. Se sabe que se refugió en Pontevedra durante un tiempo y se sospecha que después marchó a Lisboa, donde se le pierde la pista. Armindo está seguro de que murió, porque nunca habría abandonado a su familia. Cuando tuvo que marcharse, tenía cuatro hijos, de entre uno y siete años. No los habría dejado. En Pantín los nacionales buscaban a Frutos bajo las piedras. «Para ellos, capturarlo era como un trofeo», recuerda el nieto. Después, sigue contando, la familia regresó a Pontevedra. Luisa, la viuda de Frutos, cultivó la tierra durante el día y cosió por las noches para criar a sus hijos, pero no pudo impedir que tres de ellos tuvieran que emigrar. Todavía viven, Frutos en Uruguay y Juan en Nuevo México (USA). Libertad, que retornó de Brasil, reside en Madrid. Y Hortensia se quedó en Covelo. Parte de la familia estará mañana en Valdoviño para recordar al abuelo. También acudirán parientes de otros maestros represaliados, como el mencionado Reinaldo, o José Ambrós Gordillo, que daba clase en Porto do Cabo (Vilarrube); Manuel López González (Atios) o Joaquín Pérez Garre (Vilaboa). Una placa colocada en la escuela de Pantín los recordará a todos. Se trata de un homenaje en el que han trabajado muchos vecinos, y los alumnos, y su profesora, Sabela Díaz.