¿Es el Tesla 3 el iPhone sobre ruedas?

Victoria Toro CORRESPONSAL EN NUEVA YORK

MOTOR ON

TESLA / HANDOUT

La semana pasada, Tesla presentaba su Model 3, que valdrá unos 30.000 euros Ya hay casi 300.000 reservas en EEUU. una fiebre que recuerda a los lanzamientos de las sucesivas generaciones del iPhone    

10 abr 2016 . Actualizado a las 05:10 h.

La semana pasada. Tesla presentó su Model 3, el que será su utilitario de bajo precio, en las primeras veinticuatro horas recibieron 198.000 peticiones de reserva, en las siguientes veinticuatro horas esa cifra llegó a 276.000. Es probable que dentro de aproximadamente dos años cuando llegue el momento de la entrega, algunos o muchos de esos pedidos no se hagan realidad pero es incuestionable que este interés, que lleva unida la entrega de mil dólares en Estados Unidos y mil euros en Europa, significa algo. Hay que tener en cuenta además otro aspecto, los coches Tesla, incluso el Model 3 que se presenta como el low cost de los automóviles eléctricos de esta marca, son caros. Y ese alto precio, a partir de 35.000 dólares (algo más de 30.000 euros) en el caso del utilitario más económico, es el motivo disuasorio más importante a la hora de elegir entre un coche convencional con motor de gasolina o gasóleo o uno eléctrico. Lo que hace que los coches eléctricos sean más caros es el alto precio de las baterías que supone una tercera parte del coste de producción de cada vehículo. Pero si echamos un vistazo al proceso que han seguido los costes de estas veremos que está ocurriendo algo muy importante.

Un estudio del Consejo Estadounidense para el Uso Eficiente de la Energía publicado hace tres años reflejaba que el coste de las baterías por kilovatio/hora había bajado de 1.200 dólares en 2007 a 500 dólares en el año 2012. Y según la agencia de noticias económicas Bloomberg, en los últimos años ese coste ha caído todavía más, un 35% solo en 2015 que ha logrado que llegara a 350 dólares por kilovatio/hora. En los próximos años cuando la producción de vehículos eléctricos se haga masiva los precios bajarán todavía más rápido. Y con ellos el precio final de los vehículos. Hay otro aspecto de la irrupción de los coches eléctricos que también debe ser contemplado. Son más eficientes, son más limpios y son más cómodos para conducir. Si su precio se iguala al de los vehículos convencionales nadie duda de que la demanda aumentará de forma exponencial. Hay ejemplos de otras tecnologías anteriores que lo demuestran. Una vez que llegaron los teléfonos inteligentes o la televisión en color, la mayoría de los compradores optó por ellos y no por los modelos trasnochados de móviles sin Internet o televisión en blanco y negro. Y el cambio fue veloz. Bloomberg lo anunciaba hace dos días: «La década de 2020 será la de los coches eléctricos».  Según el estudio de prospectiva elaborado por esta agencia económica de noticias estadounidense, en el año 2023 los coches eléctricos pueden hacer caer la demanda de petróleo en dos millones de barriles diarios. Otros estudios señalan que eso no ocurrirá hasta el año 2028. Pero en cualquier caso, parece claro que va a ocurrir.

EL EJEMPLO DE NORUEGA

Y con esa caída sobrevendrá una nueva crisis energética. Aunque para que se produzca la llegada masiva a las carreteras de los coches con enchufe van a tener que cambiar algunas cosas más además de la bajada del precio de las baterías. La principal es que deberá crearse la infraestructura adecuada para la recarga de estos vehículos. Hay ejemplos de lo que ocurre cuando ese problema está resuelto: Noruega. El país escandinavo se convirtió el año pasado en el lugar del mundo con mayor número de coches eléctricos por habitante del planeta: 14,7 vehículos con enchufe por cada mil habitantes, muy lejos de Estados Unidos que tiene una tasa de 0,98 por cada mil Lo ocurrido en Noruega se explica por el interés del gobierno en potenciar el uso de este tipo de vehículos. Es cierto que ese interés ha hecho que el uso de coches eléctricos esté en Noruega altamente subvencionado por el estado: la recarga es gratuita, así como las autopistas de peaje y los aparcamientos. Pero, sobre todo, el país cuenta con más postes de recarga que gasolineras y además, estos están no solo en las ciudades sino también en las carreteras, lo que permite la utilización de los automóviles eléctricos para desplazamientos largos. En España el número de matriculaciones de coches eléctricos es aún muy bajo: 2.300 en 2015.

UN TESTIMONIO

Cuando la gente entra en su taxi no siempre percibe el silencio. A veces es él quien se lo hace notar a sus clientes, orgulloso de su nueva compra. Para Stéphane Arputzo, la decisión de utilizar un coche eléctrico en su trabajo de taxista no es solo una cuestión de conciencia ecológica. Ni siquiera una cuestión de ahorro económico, como le garantizan las cuentas hechas por su contable. Para Arputzo, su elección del nuevo Tesla Model S como herramienta de trabajo es también una apuesta por la comodidad, la modernidad y el diseño. Como él mismo dice, «un buen equilibrio» entre todas las cuestiones de un coche que le preocupan a este «apasionado de la tecnología en general». Desde hace tres meses, Arputzo demuestra en el sur de Francia que la fiabilidad, autonomía y confort de los coches eléctricos ya pueden competir sin miedo con los de los coches clásicos de gasolina en una profesión tan dependiente del vehículo como la de taxista. Este francés que hoy vive en  Cabriès hace carreras de Marsella a París sin problemas y, si tiene que parar a recargar la batería, invita al cliente a la comida porque, según sus cálculos, con lo que ahorra al año en gasolina y mantenimiento puede cubrir estos extras. Según sus cuentas, economiza unos 11.000 euros al año rodando una media de 12.000 kilómetros al mes. En cinco meses ya ha recorrido 31.000 kilómetros.

LAS PRESTACIONES

El Tesla Model S es un turismo con piloto automático, entre otras muchas prestaciones, capaz de ponerse a 100 km/h en 2,8 segundos. «Soy un apasionado de Tesla por todo lo que representa: alta tecnología, menor impacto medioambiental, su implicación en la industria aeroespacial...». Cuando sus clientes descubren que el taxi es un coche eléctrico, a menudo se quedan «sorprendidos con los interiores y el maletero en la parte delantera. A veces me hacen preguntas o, si no, soy yo quien les explico algunas características». Arputzo es también consciente de las limitaciones que los coches eléctricos tienen aún para circular al cien por cien de sus capacidades por las carreteras europeas. Su demanda principal hoy es la de aumentar la red de puntos de recarga de baterías, ya que la cantidad de usuarios de este tipo de vehículos se incrementa cada año. Además, los conductores no siempre dan muestra de civismo y dejan su coche conectado más del tiempo preciso de recarga, imposibilitando de esta manerea el servicio a otros.