¿Vértigo o mareo?

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¿Se me va la cabeza o todo me da vueltas? La diferencia marca si estamos ante un problema del oído, el más común, o ante el síntoma de una dolencia más grave. Con la edad se incrementan unos episodios que mejoran con vida sana y ejercicios suaves como los del taichí y cuando se presenta en niños puede indicar que tendrán migraña en el futuro

21 may 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Tanto el mareo como el vértigo son síntomas, no una dolencia en sí misma. La calve radica en aprender a diferenciarlos, porque unos los solucionará el médico de cabecera, otros el otorrino y los más graves el neurólogo u otros servicios. Jacobo Chao Vieites es el responsable del servicio de Otorrinolaringoloxía del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (CHUF) y apunta que hay vértigos que pueden ser la manifestación de enfermedades graves, pero también hay mareos que pueden ser la expresión de dolencias serias. La mayoría pasan solos sin hacer nada, aunque si persisten hay que acudir a consulta cuanto antes.

¿Cómo se diferencia el vértigo del mareo? Chao Vieites reconoce que no es fácil: «Cuando se tiene la sensación de que se mueve uno mismo, cuando se dice esa frase típica: ‘Se me va la cabeza’, pues estamos ante un mareo; mientras que el vértigo siempre implica una sensación de movimiento: nuestro entorno se mueve». La buena noticia es que la gran mayoría de los vértigos generan síntomas molestos, como náuseas y gran malestar, pero tienen una cura sencilla. «Se trata del vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) -precisa el especialista del CHUF- se debe a un problema en el oído interno, pero se resuelve sin problemas y, además, mejora con terapias como el taichí o los ejercicios suaves». El 40 % de las consultas que llegan a los servicio de otorrinolaringología son mujeres con más de 40 años, ya que con la edad se es más propenso a tener estos episodios. Detrás del VPPB pueden estar una larga lista de dolencias, como la enfermedad de Ménière, que también causa pérdida de audición.

El otro tipo de vértigo es el central, que puede ser un síntoma de epilepsia, de algún tumor y hasta de infartos, aunque solo en los casos más graves. Los especialistas pueden identificarlos rápidamente con pruebas y a veces tan solo una maniobra para comprobar un movimiento típico que se da en el ojo. Los vértigos relacionados con la altura y las fobias no se tratan en estas consultas, ya que son de otra naturaleza y tienen que ver con una alteración visual o nerviosa, según el caso.

En niños

Los niños suelen sufrir muy pocos vértigos y casi siempre son benignos, pero Jacobo Chao reconoce que a los padres les asustan mucho por la forma en la que se presentan: «Son un poco diferentes, los más frecuentes son la migraña vestibular y el vértigo paroxístico benigno infantil».

El especialista explica que son episodios breves, ya que no duran más de quince minutos y se dan en menores de seis años: «El niño se encuentra normal hasta que empieza a llorar e incluso se puede caer al suelo, también pueden aparecer náuseas y en el momento agudo se presenta el movimiento característico del ojo en los vértigos (nistagmus). Se curan solos a partir de los seis años, pero son un marcador importante, porque el 50 % de los pequeños que lo tiene desarrollará migrañas». De hecho, los vértigos asociados a migrañas han estado poco diagnosticados, según opina el responsable del hospital Arquitecto Marcide, pero muchos pacientes sufren las dos dolencias, aunque lo habitual es que pasen años entre las dos crisis y por eso no se relacionen.

Recomendaciones

Una vez que pasa la fase más intensa del vértigo es muy importante moverse, porque el movimiento va a generar la compensación, es decir, que otras partes del organismo ayuden a mantener el equilibrio. Además, los especialistas recomiendan no abusar del alcohol y llevar vida sana.