La debilidad por el chocolate está en tus genes

B. Hermida

EXTRAVOZ OK

¿Por qué seguimos comiendo ciertos alimentos, incluso cuando sabemos que no son buenos para nosotros? Las variantes genéticas que afectan el funcionamiento de nuestro cerebro pueden ser la razón

22 may 2017 . Actualizado a las 11:14 h.

Por mucho que te lo propongas, siempre acabas cayendo. Empiezas una dieta y al tercer día, sin darte cuenta, ya sucumbes a la tentación de las galletas, el chocolate, o el pan. La investigadora Silvia Berciano, de la Universidad Autónoma de Madrid, ha presentado los resultados de un estudio en el que se demuestra que nuestras preferencias a la hora de elegir alimentos podrían tener un origen genético.

 «La mayoría de las personas tiene dificultades para modificar sus hábitos alimenticios, incluso aunque sepan que es en su beneficio --relata Berciano--. Esto es porque nuestras preferencias alimenticias y la capacidad de trabajar hacia los objetivos o seguir los planes afectan a lo que comemos y a nuestra capacidad de seguir con los cambios de la dieta. Nuestro trabajo es el primer estudio que describe cómo los genes del cerebro afectan a la ingesta de alimentos y las preferencias dietéticas en un grupo de personas sanas».

Aunque la investigación anterior ha identificado los genes implicados con los comportamientos vistos en desórdenes alimenticios como la anorexia la o bulimia, se sabe poco sobre cómo la variación natural en estos genes podría afectar a comportamientos alimenticios en personas sanas. La variación genética es el resultado de sutiles diferencias de ADN entre individuos que hacen que cada persona sea única.

Para el nuevo estudio, los científicos analizaron la genética de 818 hombres y mujeres de ascendencia europea y recopilaron información sobre su dieta usando un cuestionario. Así, descubrieron que una mayor ingesta de chocolate y un mayor tamaño de la cintura se asociaba con ciertas formas del gen receptor de la oxitocina, y un gen asociado a la obesidad desempeñó un papel en la ingesta de vegetales y fibra. También observaron que ciertos genes estaban implicados en la ingesta de grasa y sal.

Los nuevos hallazgos podrían utilizarse para diseñar enfoques de medicina de precisión que ayuden a minimizar el riesgo de una persona de sufrir enfermedades comunes, como la diabetes, las patologías cardiovasculares y el cáncer, adaptando la prevención y la terapia basadas en la dieta a las necesidades específicas de un individuo.