¿Tomamos demasiadas pastillas?

TEXTO: BEA ABELAIRAS

EXTRAVOZ OK

En Galicia el 25 % de la población toma pastillas contra la tristeza, el estrés o unos problemas que a veces es mejor superar por otras vías. Los psiquiatras alertan del gran peligro que corren los que se automedican

05 mar 2017 . Actualizado a las 05:15 h.

Desde el 2010 la prescripción de psicofármacos para la ansiedad y la tristeza se ha disparado en Galicia. Más de un 25 % de la población sigue algún tratamiento según Manuel Serrano, el presidente de la Asociación Gallega de Psiquiatría, que afirma que los más recetados son el ansiolítico lorazepam (idalprem y orfidal) y el antidepresivo escitalopram.

 Serrano asegura que son los médicos de familia los que están recetando todos estos ansiolíticos y recibiendo un aluvión de personas que reclaman píldoras para resolver problemas vitales relacionados con el trabajo, la pareja o la familia. Antonio Núñez Pérez es el jefe de la unidad de Salud Mental del hospital Arquitecto Marcide de Ferrol, una de las ciudades gallegas con más tasa de paro, y apunta que desde la crisis el consumo de tranquilizantes se ha disparado. Claro que reconoce que la falta de perspectivas hace daño a la mente, pero alerta de una «excesiva patologización de los problemas de la vida cotidiana, que se deben resolver fuera del ámbito sanitario, a veces en el familiar, a veces en el sociolaboral».

Falsa depresión

Este psiquiatra apunta que hay que diferenciar la depresión de un simple bajón: «La depresión tiene una sintomatología más precisa, para empezar suele durar más de un mes y afecta a la funcionalidad de la persona, a su rendimiento mental y físico». Por eso recuerda que en todas las biografías hay capítulos duros, que unas personas encajan bien y otras no tanto. O incluso el mismo individuo tiene más recursos para sobrellevarlo en un momento que en otro de su existencia. «La vida de todo el mundo es compleja y siempre van a llegar momentos conflictivos o de disgusto, yo veo que existe una tendencia a buscar soluciones rápidas, es algo que lo constatan sobre todo los compañeros de Primaria y no solo ante pérdidas como una muertes, sino también a problemas en las relaciones de pareja», se lamenta un médico que tiene claro que la gente que entra en las consultas pidiendo prozac para dejar de sufrir cuanto antes -o simplemente sentirse bien siempre- debe reflexionar, porque no todas las vivencias se pueden tratar con medicamentos.

«En una situación conflictiva lo primero que deberíamos hacer es darnos un tiempo y buscar a alguien de confianza con el que podamos sincerarnos, hablar, contar en alto lo que nos preocupa, desahogarnos y tener una primera aproximación a un punto de apoyo que nos puede ayudar a ver la situación con otros ojos. Solo si después de este intento no encontramos la serenidad y continúa la sensación de angustia se debería de contactar con un profesional». El camino entonces debe empezar en el centro de salud, que solo remite a las unidades de los hospitales a los casos más graves.

Automedicación

Hace años que los estudios alertan de que en Galicia la gente se automedica cada vez más y la brecha es cada día más grande con respecto a países como Alemania o Francia, donde antes del 2007 se consumían más psicofármacos que en Galicia. Además de la crisis, se han disparado las prescripciones por el envejecimiento de la población. «No hay pastillas que curen los sentimientos, a veces hay que recurrir a terapias de relajación, antiestrés, psicoterapias, a hacer deporte o simplemente a cambiar la rutinas o el estilos de vida», recomiendan los psiquiatras que alertan de los riesgos de la automedicación. «Nos tiramos al remedio fácil, que es el fármaco, y le atribuimos unas propiedades excesivas cuando no puede cambia rla vida, solo favorece el descenso de la ansiedad y que las oscilaciones en el ánimo sean menos pronunciadas». La primera medida sería eliminar de los botiquines los psicofármacos que solo deben tomarse dentro de un tratamiento en el que un especialista hace un seguimiento directo y nunca como un remedio habitual.Nos tiramos al remedio fácil, que es el fármaco y no nos va a cambiar la vida, solo atenúa la ansiedad.