La tradición vinícola de Ximonde

J. M. Orriols

SABE BIEN

ANGEL MANSO

María Barallobre tiene mucho mérito. Mujer tenaz y emprendedora, comenzó con A Penela, un modesto restaurante en el municipio coruñés de Coirós y hoy tiene ocho entre A Coruña, Madrid y Colombia.Además, acaba de estrenar un Albariño que lleva su apellido, cultivado en el pazo de Ximonde

02 abr 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Aunque María es el «alma mater» de la empresa, su hijo Javier Simón, apasionado del mundo del vino, fue el que planteó la idea de elaborar albariño propio para sus restaurantes «elegimos Rías Baixas -explica Javier- porque somos unos enamorados de estos vinos por su personalidad, por las peculiaridades de esta variedad única y porque así garantizamos un vino de calidad, ya que no podemos defraudar el apellido de mi madre. Por eso elegimos el pazo de Ximonde, una propiedad con una gran tradición vitivinícola, que se remonta a más de trescientos años».

En esta finca se conservan aún cepas centenarias, consideradas las más antiguas de Galicia y un viejo lagar, que son los mudos testigos de su gran tradición enológica.

Tiene 12 hectáreas de terreno, del que se han plantado ya 10 hectáreas de nuevos viñedos, «Siempre que tengo tiempo libre -añade el bodeguero- me escapo a Ximonde y disfruto viendo crecer las viñas y brotar los primeros frutos. Estoy muy ilusionado con este proyecto y, a tenor de los resultados obtenidos con las primeras añadas, creo que podremos llegar a las 35.000 botellas con un vino que sea digno de la gran tradición vinícola del pazo. Por ahora lo consumimos totalmente en nuestros restaurantes, pero espero que muy pronto ya podamos ocupar un lugar destacado en el mercado de los vinos de alta gama. Es un ilusionante proyecto que necesitara? tiempo y mucho mimo, paciencia y buen hacer, para dar los buenos frutos que ya se auguran. Así que ya estamos convencidos que lo que nos queda ahora es invertir y no pensar en el retorno. Eso tarda, pero llegará».

Vino de «colleiteiro»

Este, según Javier, es un vino de los llamados de «colleiteiro» en el que se presta especial atención a la viña, con grandes podas en verde para favorecer la calidad y la potencia de la planta.

Por su parte José Manuel Martínez Juste, enólogo director del proyecto, añade que el que se vende ahora es la añada 2015, que pasó meses en sus lías, y el resto redondeándose en botella «porque hay que dejar que el tiempo haga su trabajo para que la variedad albariño muestre todo su potencial y sus grandes cualidades. La cantidad aquí no es importante. Lo fundamental es que este vino se conozca por su personalidad y por expresar lo mejor del terruño». Juste lo define como un caldo amarillo con reflejos verdosos, acerado y brillante, que muestra un sutil aroma, elegante, con notas de hierbas aromáticas a copa parada. Cuando lo movemos se desprenden aromas de fruta de hueso, cítricos y manzana verde. El aroma es intenso y penetrante.

En boca la entrada es vibrante, con notas cítricas y de manzana. Es refrescante. Largo, despliega nuevamente todo su aroma en boca, envolviendo las sensaciones gustativas agradables y la mineralizad que nítidamente se percibe en el vino.