«Tres copas: hasta ahí el vino es bueno»

José M. Orriols

SABE BIEN

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«El vino tinto, con moderación, ayuda a prevenir los ataques al corazón». Así lo asegura Francisco Tinahones, autor de un pormenorizado estudio sobre los efectos de esta bebida en el cuerpo humano.

30 oct 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Las revistas médicas más prestigiosas del mundo han publicado ya más de 300 trabajos de investigación que Francisco Tinahones, doctor por la universidad de Córdoba y jefe de servicio de endocrinología y nutrición, está desarrollando un proyecto sobre los efectos del vino en la salud humana. «Lo más sorprende de este trabajo -explica Tinahones- es que nos hemos encontrado con que a los pacientes que bebieron cantidades moderadas de vino tinto les habían cambiado las bacterias, algo que no esperábamos y que nunca se había publicado»

-¿Cómo se desarrolló este trabajo?

-A unos pacientes les dimos vino tinto, 270 mililitros al día, a otros vino sin alcohol y a otros la misma cantidad de alcohol, pero con ginebra. Entonces vimos claramente que el efecto que el vino tenía a nivel intestinal e inflamación era de protección, lo que no ocurría con la ginebra y si, pero en menor medida, en el caso del vino sin alcohol. Eso ratificaba la hipótesis de que el efecto saludable del vino tinto va más allá del alcohol y que, por lo tanto, eran otros componentes los causantes, porque esta bebida es rica en polifenoles, que tienen que ver con la piel y los pulpejos.

-Aparte de las bacterias protectoras, ¿ que otros beneficios nos aporta el vino?

-Si subimos de tres copas al día, aunque esto varía también con la morfología del individuo y el sexo ( en las mujeres es la mitad) el vino es perjudicial, por eso no me canso de repetir que hay que beber con moderación. Pero estando en estos parámetros es antiinflamatorio, baja la tensión arterial, nos sube el colesterol bueno (HDL) y disminuye el malo y limpia las arterias. Si vemos los efectos a nivel intestinal comprobamos que actúa positivamente en la macrobiótica, ya que aumentan las bifido-bacterias y por lo tanto disminuye la permeabilidad, lo que hace que estemos más protegidos, evitando la entrada de sustancias tóxicas en nuestro organismo. Pero también son importantes los polifenoles, compuesto no alcohólico del vino, que tienen una alta capacidad antioxidante. La oxidación daña las células y este elemento natural neutraliza el estado oxidativo que en el mundo actual es brutal, porque estamos sometidos a estrés, contaminación e ingestas dietéticas que favorecen la oxidación.

-¿Y la obesidad?

-Ese es otro problema porque puede deberse a factores colaterales y con esos bichitos son con los que ahora estoy trabajando. La obesidad genética apenas alcanza el 15%, el resto es por la inadecuada alimentación y, sobre todo, por el ambiente y los hábitos de vida. ¿Sabía que el que tiene un amigo obeso, tiene muchas posibilidades de ser también obeso?. Y esa causa hay que buscarla en la forma de vivir. Por otro lado si abusamos del vino o del alcohol, también tenderemos más fácilmente a la obesidad. En efecto, el vino tinto dispone de una propiedad muy especial: activar un gen que impide la formación de nuevas células de grasa y, por si esto fuera poco, nos permite estimular las existentes para depurarlas e ir eliminándolas poco a poco. Pero, bebiendo con moderación, el vino siempre será un factor a favor de la salud. Está demostrado que limpia las arterias, reduce las placas de ateroma y disminuye un 20% la mortalidad. Por otra parte tenemos que tener en cuenta que el vino no es un refresco y que no lo debemos de utilizar para hidratarnos. Para eso solamente agua. El vino es para disfrutar y para mejorar nuestra calidad de vida, siempre, claro está que no nos pasemos. Todo en exceso es malo y esa es una máxima que no debemos de olvidar.

Otros estudios a nivel mundial

Pero, además de lo que contó de su investigación el doctor Tinahones, existen otros estudios a nivel mundial que nos hablan de los beneficios del vino. Por ejemplo el Instituto Tecnológico de Massachusetts ha publicado en la revista científica Nature un estudio en el que se demuestra que su consumo activa al gen SIRT1, que impide la formación de nuevas células de grasa y ayuda a movilizar las existentes. Aunque contiene siete calorías por gramo, en dosis moderadas, contribuye a reducir la obesidad y el sobrepeso al envejecer.

También investigadores italianos han confirmado que la tradicional costumbre de tratar las infecciones de las encías con vino tiene fundamentos científicos, ya que frena el crecimiento bucal de los estreptococos, bacterias vinculadas a las caries, la gingivitis y dolores de garganta.

Asimismo actúa como limpiador del paladar, ayudándonos a percibir mejor los sabores que cuando comemos con agua. Esto debido a sus propiedades astringentes, que evitan la excesiva sensación a grasa causada por alimentos fuertes, como la caza o carne roja. Y si hablamos de cáncer, aunque todo lo relativo a esta enfermedad hay que tomarlo con toda la prudencia del mundo, parece demostrado que ayuda a reducir el riego de cáncer de pulmón en hombres, sobre todo si son fumadores.

Otro estudio asegura que consumir siete vasos de vino tinto semanales después de cumplir los 40 años de edad, reduce en más de la mitad los diagnósticos de cáncer de próstata.

Además bloquea el crecimiento de las células responsables del cáncer de mama, lo que podría atribuirse a que uno de sus componentes, el resveratrol, frena los efectos del estrógeno disminuyendo, además, las consecuencias negativas de la vida sedentaria.

Previene la demencia

Un estudio publicado en el British Medical Journal, afirma que los amantes del vino compran alimentos más sanos y tienen una dieta más equilibrada, consumiendo habitualmente aceitunas, frutas, verduras, quesos bajos en grasa, leche y carnes saludables. También hay estudios curiosos como uno de la Universidad de California que asegura que degustándolo con moderación se liberan endorfinas en dos áreas del cerebro, aumentando la sensación de placer. Y añade que si la luz ambiental es roja o azul el placer y el sabor del vino son mucho más intensos que cuando esta tiene tonalidades verdes o blancas.

Y sin salir de los beneficios para el cerebro, existen más de medio centenar de estudios que afirman que también mejora su funcionamiento y previene la demencia. Los científicos creen que se debe a que la elevada presencia de antioxidantes en su composición reduce la inflamación, impiden que las arterias se endurezcan e inhiben la coagulación, lo que mejora el riego sanguíneo..

“Sube el colesterol bueno, regula la tensión arterial y protege el corazón»

Es el investigador principal de más de 80 ensayos clínicos en las áreas de diabetes y obesidad y un estudioso de los efectos del vino en el cuerpo humano

Es el investigador principal de más de 80 ensayos clínicos en las áreas de diabetes y obesidad y un estudioso de los efectos del vino en el cuerpo humano