Dos genios en una botella

SABE BIEN

PACO RODRÍGUEZ

Enrique Pena eleva a la categoría de leyenda la creatividad en la elaboración de un destilado al contar con el ilustrador David Pintor para la etiqueta de su Vánagandr

02 oct 2016 . Actualizado a las 05:35 h.

El lobo retiene a dos genios en su botella, Enrique es el centinela de su interior y David saca brillo al exterior. Y no es el fin del mundo. Más bien es el inicio de una nueva era para el semidiós Enebro y su idolatrada hija Ginebra. La leyenda bien podría escribirse así, pero la tradición nórdica expresa Vánagandr en otros términos, los que plasma David Pintor en una etiqueta tan revolucionaria como galardonada para la gin de Cambre que lleva el nombre del lobo mítico.

El último reconocimiento, la medalla de plata en packaging la London International Wine And Spirits Competition (premio al conjunto de la presentación, que se une a la plata en cata en este certamen, al oro en el World Spirits Award de Austria y el bronce en el San Francisco World Spirits Competition).

Lo cierto es que no hay etiqueta parecida en el mundo del destilado, apenas algún diseño se le acerca tímidamente en el ámbito de la cerveza artesanal. También es verdad que Enrique Pena (A Coruña, 1972, biólogo, asesor de empresas, pianista y trompetista en la banda Hound Dogs) quería que su Vanagandr Gin fuese realmente diferente. En todos los ámbitos.

De este modo, por mediación de Luisa Ortigosa, copropietaria de la Librería Cascanueces y la editorial Bululú, entró en contacto con David Pintor (A Coruña, 1975), ilustrador que junto con Carlos López forma Pinto & Chinto y publican sus tiras en La Voz de Galicia, y además cuenta en su trayectoria con méritos como ser seleccionado en tres ocasiones para la lista White Ravens, en cuatro ocasiones en la feria internacional de ilustradores de Bolonia y los premios del Festival internacional de ilustración de Nami Island (Corea) y del Communication Arts de ilustración en Estados Unidos, entre otros. Ambos, a fe que lograron un hito histórico.

«Yo nunca había hecho etiquetas pero me apetecía mucho. Luisa sabe que soy una persona a la que le gusta hacer muchas cosas diferentes, desde publicidad a libros infantiles, caricaturas... Era una de esas cosas que yo tenía en la cabeza», avanza Pintor. Entre tanto, Enrique Pena ya había analizado 238 marcas de ginebra. «Y cuando hablo con David, le digo que quiero el logo, el número de serie... poco más. Todo muy minimalista. Y David me decía: ‘Es que la historia, la historia, los personajes, los personajes... esto hay que plasmarlo’. Yo pensaba en la etiqueta y él pensaba en la historia», resume el destilador. «Así que, cuando vi por primera vez el boceto, fue un shock. Le pido algo minimalista y me viene con esto, que es radicalmente opuesto», recuerda. «Eso sería porque no me dedico a hacer etiquetas. No le hice ni caso. Necesitó un par de días para asimilarlo», sonríe el ilustrador.

Mes y medio más tarde, el resultado de la conjunción de estos dos genios en una botella es una de las más memorables etiquetas en la historia de los destilados. Ideal para exponer en tríos de envases, llamativa en el lineal, cuidada al detalle, potente en su historia de códice medieval, atrapando el alma del ilustrador contra la creciente preponderancia de diseños por ordenador e inversiones millonarias. «Una revelación», como la resume el autor de Vánagandr Gin.