Este alvarinho sabe de lujo

Antonio Mosquera / J.F.

SABE BIEN

cedida

A solo 30 kilómetros de Vigo, este municipio del norte fronterizo portugués puede resolvernos el plan para un fin de semana de desconexión.

07 ago 2016 . Actualizado a las 11:31 h.

Cuenta la leyenda que Deu-la-Deu Martins, esposa del capitán mayor de Monção Vasco Gomes de Abreu, salvó a este pueblo portugués en el año 1368 en un cerco acometido por los soldados de Enrique II de Castilla. Ante este cautiverio el hambre ya reinaba dentro de las murallas de la villa, y fue entonces cuando emergió la figura de la heroína y su ingenio audaz. Deu-la-Deu mandó recoger el poco trigo que quedaba en los campos y ordenó que se cociera pan. Contra todo pronóstico, este alimento, el último con el que contaban, no fue repartido entre los habitantes ni fue entregado a niños o enfermos, sino que fue lanzado por encima de la muralla contra los soldados castellanos. Esta acción descolocó por completo a las tropas enemigas, que interpretaron que la villa gozaba de abundancia y hartazgo, por lo que optaron por levantar el cerco.

La villa de Monção, donde la intelectual coruñesa Amparo Alvajar pasó los últimos años de su vida, solo está separada de Galicia por el río Miño (o Minho, según se mire) y se encuentra a 30 kilómetros de Vigo. Para aquellos que buscamos una breve escapada de fin de semana en tierras portuguesas puede suponer un comodín fantástico para nuestros planes.

Entre su patrimonio son de visita obligada la Torre de Lapela, el Castelo de Monção, la Igreja da Misericórdia y el espectacular Palácio da Brejoeira, a seis kilómetros del centro de la villa y declarado monumento nacional desde 1910. Perdernos entre sus bosques y jardines, dar un paseo por el lago o visitar el interior del palacio nos teletransportarán a un capítulo de Gran Hotel o de Downton Abbey, pero a la portuguesa, claro.

¡Y que no se nos olviden las viñas y la bodega! Así aprovecharemos para saborear este especial Alvarinho que compite junto a su vecino de la B y la Ñ por ser el mejor blanco del mundo. En el momento de la cata debemos tener mucho cuidado con lo que decimos. No hagan como un-amigo- de-un-conocido que valoró con un inocente «está exquisito» tan apreciado ofrecimiento. Pueden imaginar cómo este desacierto lingüístico derivó en una trifulca considerable.

Anécdotas aparte, antes de coger el coche y emprender el viaje de vuelta a Galicia (y por no tentar a la suerte después de un par de vinos) podemos relajarnos en el Salão de chá (salón de té), una bonita vivienda anexa con una terraza cubierta. Los usuarios de Trip Advisor recomiendan pedir allí una porción de tarta casera.