Carlos Serres: un moderno en La Rioja

José Manuel Orriols

SABE BIEN

Tenía aire hipster, con su bigotito decimonónico; y, de hecho, era todo un moderno, pese a que ya se cumplen 120 años desde que Carlos Serres fundó en Haro la primera bodega con crianza en barricas bordelesas y lanzó a los Rioja a la exportación. 

03 abr 2016 . Actualizado a las 05:15 h.

En los años sesenta del siglo XIX el hongo oidium era uno de los graves problemas que tenían los viticultores europeos y por eso importaron de América la variedad Isabella, una uva híbrida que no enfermaba, pero que, desgraciadamente, trajo algo peor: nada menos que la filoxera, un insecto que se alimenta de las hojas y las raíces de la vid. Entró por Francia  y los grandes chateaux y vignerons galos veían cómo sus viñedos se secaban, en una época en lo que no había armas químicas para combatirla. Uno de los grandes comerciantes franceses en el mundo del vino era Alfonso Vigier, que se afanaba en buscar soluciones al desplome de su negocio. Se puso en contacto con Carlos Serres, que era uno de los más reputados consultores de vinos de Francia, y le encargó que buscase, fuera de su país, tierras y viñedos  con los que elaborar vinos y de  esta forma paliar la escasez en Francia. 

Llegada a Haro

De esta forma Serres se traslada a España y descubre  un terruño singular que recordaba, por sus características climáticas y geológicas a los mejores terroirs de Burdeos. «Es un pequeño lugar llamado Haro ?le dice por carta a Vignier? que se asienta en una zona conocida como Rioja».  Así, en 1885, el enólogo llegaba a Haro dispuesto a liderar un nuevo estilo de vino con vocación internacional y carácter bordelés. En 1896 fundaba su bodega, iniciando la expansión por todo el mundo.  A principios del siglo XX,  Serres exportaba sus vinos a Francia, Inglaterra, Cuba y Estados Unidos, contando con delegaciones propias en La Habana y Hendaya. Haro ya se había convertido en  el centro de proyección del vino de Rioja al mundo. Multitud de bodegueros franceses la habían convertido en uno de los epicentros mundiales del vino y habían aplicado la innovación de sus técnicas de elaboración y crianza.  Hoy,  120 años después, el estilo de vino que buscaba Carlos Serres permanece como una de las señas de identidad de la bodega.

Sus vinos

Actualmente, la firma comercializa vinos blancos, rosados, tintos crianza, reserva y gran reserva; y otros dos con la marca Onomástica, un reserva y un reserva especial.