«Los niños abusados llegan a creer que eso es lo normal»

Beatriz Pérez

EXTRA VOZ

cedidas

El periodista publica «Le llamaban padre», una novela con testimonios reales del caso del pederasta David Donet, un padre de acogida que abusó de 17 de sus hijos durante toda su infancia

28 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En mayo del 2015, David Donet, un vecino de Castelldans (Lleida), fue condenado a 51 años de cárcel por abusar continuadamente de seis niños durante 17 años. Eran menores procedentes de familias desestructuradas que él tenía bajo su tutela. Ni médicos, ni profesores, ni psicólogos detectaron nunca nada. El caso empujó al periodista y escritor Carles Porta (Lleida, 1963) a escribir Le llamaban padre, un relato de no ficción publicado por Ediciones Península que narra una de las más graves historias de pederastia cometidas en España en los últimos años. Le llamaban padre ganó el Premio Godó de reporterismo y ensayo periodístico 2015.

-¿Por qué este título?

-Porque David Donet era el padre legal de los niños de los que abusaba y, de hecho, ellos le llamaban así. Donet tenía una casa de acogida de niños desamparados, cuyos padres biológicos habían fallecido, eran alcohólicos, drogadictos o estaban en la cárcel. La Generalitat le había dado la custodia a Donet y estos niños estuvieron hasta los 18 años bajo su tutela, por eso le llamaban «padre».

-Es un caso similar al de la película «Spotlight», que relata cómo decenas de curas de Boston abusaron durante años de niños procedentes de entornos desestructurados.

-Sí, pero en el caso de Donet, era el padre quien abusaba de los niños. En Spotlight, los miembros de la iglesia. Spotlight es, ante todo, una película sobre el trabajo del buen periodismo (en el filme un grupo de periodistas de The Boston Globe destapa los abusos). A mí me ha llevado dos años escribir este libro.

-¿Cómo surgió la idea de escribirlo?

-Aparte de que ya tenía una pequeña trayectoria de relatos de no ficción, en este caso las circunstancias me introdujeron dentro de la historia, ya que el policía que investigaba el caso es amigo mío. Pero es que, además, el juez que lo instruyó había sido becario mío en el diario Segre y, por si fuera poco, la asistenta social que tenía el pederasta en la cárcel también era mi amiga.

-O sea, tuvo un acceso fácil a todos los protagonistas.

-Sí, pero tampoco fue sencillo convencerles de que hablaran con libertad. El pederasta reconoció desde el primer instante que había cometido el peor crimen del mundo, pero a la vez tenía miedo de cómo lo recibirían en la cárcel. Yo le propuse un pacto que aceptó, le dije: «Yo no te juzgaré, ni te justificaré. Pero tú no me mientas». Creo que lo ha cumplido.

-¿Cómo es David Donet?

-Un tío encantador. Una persona que cae bien, muy trabajador, muy inteligente. Creo que por eso pudo durante 17 años convencer a todo el mundo de que era un gran padre de acogida, mientras estaba abusando de los niños que tenía bajo su tutela. A estos niños los vieron muchas personas de diferentes ámbitos: educadores, psicólogos, médicos, profesores? Nunca nadie detectó nada. El niño que sale en el libro, Santi (nombre ficticio), estuvo con él de los 11 a los 25 años, hasta que detuvieron a Donet. Todos esos años fue abusado por su padre, pero jamás dijo nada. Otra cuestión importante es que los niños entre ellos tampoco lo comentaban, pese a que vivían en la misma casa.

-Estaban manipulados.

-La manipulación existe, evidentemente, porque si haces lo que el tutor quiere, recibes privilegios. Pero hay más factores. El hecho de que Donet les introducía la relación sexual como un juego, como algo normal. El miedo a perder lo que uno tiene (alguna vez este señor les dijo: «Si dices algo, volverás a tu casa»). La vergüenza. Pero, además, estos niños ¿a quién le pueden contar algo así? ¿A sus padres, con los que no hablan o a quienes se encuentran borrachos cuando van a casa? En el caso de Santi, su madre era prostituta. ¿Cómo le dices a tu madre, drogadicta y rodeada de 40 hombres distintos, que estás siendo abusado? Ellos normalizaron esa situación y creyeron que algo así era normal en el seno de una familia. Eso es lo terrible.

-¿Cómo se siente David Donet tras haber reconocido el delito?

-Arrepentido, porque se ha dado cuenta de que ha hecho una cosa que está muy mal. También muy solo, pues no tiene relación con prácticamente nadie. Pero él no ve que haya cometido un delito tan grave como para que lo hayan condenado a 51 años de cárcel. Él considera que el concepto «abusos» está mal entendido, pues dice que siempre tuvo relaciones con el consentimiento de los niños. Les transmitió un concepto de las relaciones sexuales absolutamente equivocado y desde una posición de abuso, dominación, sumisión.

-Tenía una fijación por grabarlo todo.

-Sí, lo graba todo, desde el primer día. Desde la cotidianidad, hasta la ducha, durmiendo, manteniendo relaciones. Cuando se muda a Castelldans, monta una habitación para mantener relaciones con los niños y ahí coloca una cámara oculta. Él dice que lo hacía para tener un recuerdo de todo eso porque estaba convencido de que se acabaría algún día. Los especialistas te dicen que las imágenes son los tesoros de los pedófilos y pederastas (los pedófilos, a diferencia de los pederastas, no mantienen relaciones sexuales con niños, aunque se sienten atraídos por ellos).

-Lo escabroso de la historia continúa, pues Donet se enamora de uno de esos niños.

-Sí, de Santi, el que sale en el libro. Santi dice que él no se enamoró de su padre, aunque le quería, pero siguió accediendo a tener relaciones sexuales porque las había normalizado y porque recibía todo tipo de privilegios. Cuando cumplió los 18 años, David le vendió un coche que le cobró a cambio de favores sexuales.

-¿Y las víctimas cómo ven a Donet?

-Santi tiene una contradicción muy grande. Por una parte, tiene a su tutor, a la persona que lo ha formado ?así lo reconoce él? en la cárcel. Se ha quedado sin referente. Pero por otra parte está rabioso y desconcertado porque descubrió que la enseñanza recibida de su padre era errónea. Se dio cuenta cuando Mossos d?Esquadra y psicólogos le dijeron que eso no estaba bien. Hasta ese momento lo tenía normalizado.

-¿Cómo se descubrió todo?

-Una madre cuyo hijo iba a una escuela de Borges Blanques, con los hijos de David Donet, entró en el Facebook del niño y vio que estaba teniendo una conversación con un señor mayor, David Donet, en la que hablaban de hacerse fotos eróticas o insinuantes. La mujer fue a los Mossos d?Esquadra a denunciar y uno de ellos empezó a tirar del hilo. La policía sospechaba que Donet, que tenía una casa de acogida, estaba fotografiando a niños desnudos, es decir, que era un pedófilo. La sorpresa de los Mossos al entrar en la casa fue encontrar decenas de vídeos en los que se ven relaciones sexuales completas de ese padre con sus hijos.

-Recientemente saltaron a los medios los abusos sexuales cometidos en diferentes colegios de los Maristas de Barcelona. El principal profesor acusado por el momento, Joaquín Benítez, expresaba a menudo su cariño hacia sus alumnos, como Donet hacía con sus niños de acogida.

-Los expertos en pederastia dicen que esto es indetectable a priori. Nadie puede detectar que alguien va a ser pederasta. Benítez, Donet? son personas que creen que están dando amor a los niños. Es un amor falso y equivocado.

-Han salido unos cuantos alumnos defendiendo a Joaquín Benítez, incluso después de él haber confesado su delito en «El Periódico de Catalunya».

-Mira, en el caso David Donet fueron los propios niños de los que él abusó quienes le pagaron el abogado cuando la policía lo detuvo. Era su padre, no entendían que lo mandaran a la cárcel, para ellos no había cometido ningún delito. Cuando ese abogado, pagado por los niños, vio las imágenes y reconoció en ellas a sus clientes, renunció a defender a David, y este tuvo que buscarse un abogado de oficio. A mí, lo que más me ha impresionado es que en todas las fotografías y vídeos sexuales los niños salen riendo? Riendo mientras estaban teniendo sexo con un hombre de 52 años de casi dos metros de altura y unos 100 kilos de peso. 

-El libro está narrado desde cuatro puntos de vista diferentes.

-Sí. Yo no quería juzgar al pederasta y por eso he tratado de hacer una exposición de los hechos desde las perspectivas de los grandes protagonistas de la historia. El policía que va investigando e identificando a las víctimas ?lo cual le genera un trauma--; la principal víctima de abusos, Santi; el pederasta; y la especialista, una señora que se dedica al cuidado de niños desamparados desde hace 30 años y que se hunde cuando descubre que uno de sus padres de acogida ha estado abusando de ellos. Y que además se entera de la detención de Donet cuando está de viaje en Disneylandia con un grupo de niños. Son cuatro ópticas diferentes que ayudan al lector a entender cómo vivió todo cada uno de los personajes. La historia arranca con la detención del pederasta.

-¿Qué puede hacer la sociedad para prevenir este tipo de delitos?

-Es importante que se hable de este tema, hasta ahora tabú. Los especialistas dicen que esto es indetectable, cierto, pero sí podemos incentivar la buena comunicación entre padres e hijos. Los niños deben sentir que tienen alguien a quien contarle las cosas.