El cuento de la lechera

La Voz LA OPINIÓN

EXTRA VOZ

13 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

I   maginemos por un momento que el galeón «San José» llevase poca comida, poca agua y pocos utensilios porque los 600 hombres que iban a bordo fuesen tan codiciosos que se arriesgasen a pasar sed para llenar el barco de oro. Imaginemos pues que viajase en el galeón la friolera cantidad de cien mil kilos de oro. Para poder compararlo con una imagen actual, esas 100 toneladas serían tres grandes camiones cargados de lingotes. Imaginemos que el galeón tuviese capacidad de salir al mar con tres tráilers de oro más 600 hombres y sus viandas, los cañones, la pólvora, las balas y demás aparejo del barco. Y para seguir imaginando, a 30 euros gramo, o lo que es lo mismo, a 30.000 euros el kilo de oro puro de 24 quilates que se paga hoy en el mercado, una tonelada alcanzaría la cifra de 30 millones de euros; y 100 toneladas serían por tanto 3.000 millones de euros. De este cuento de la lechera, algunos medios de comunicación y quizá algún político iluso han empezado a sacar cifras astronómicas.  Pero ese cántaro de la lechera se rompe con la primera ola, porque cualquier gobernante sabe, o debería saber, que ese oro no se puede fundir en lingotes para vender, por ser piezas arqueológicas. Por el mismo motivo, tampoco se puede comerciar con las monedas, y por tanto todo su valor va a ser el que puedan aportar a los museos, si el tesoro está convenientemente musealizado y explicado para que atraiga al público. Es decir, ni un solo euro o dólar para gastar por los políticos, al menos legalmente.  Por tanto, lo lógico sería que España y Colombia colaborasen en crear una sociedad que ?además de homenajear a los 600 muertos? pudiese estudiar el barco, desde las monedas hasta los cañones y hasta el último tablón del barco, porque en la actualidad se puede saber incluso donde fue cortado el roble con el que se fabricó ese tablón. Ahí está el verdadero valor el «San José». Pero tenemos la costa españolas rodeada de galeones y ningún ministro se preocupa por ellos.