Madrid tritura a sus candidatos

EXTRA VOZ

Chema Moya

La encarnizada batalla por la alcaldía y la Comunidad deja en la cuneta política a Los populares Ana Botella e  Ignacio González; al socialista Tomás Gómez y a los ex cabezas de cartel de IU Tania Sánchez y Mauricio Valiente

22 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice el tópico que ser alcalde de la capital o presidente de la Comunidad de Madrid es más importante que ser ministro. Y, a juzgar por la lucha encarnizada por la candidatura en todos los partidos, algo debe haber de cierto en ello. Siempre fue una plaza complicada para dar con el cabeza de cartel adecuado, pero en esta ocasión ningún partido se ha librado de las batallas internas, hasta el punto de que, cuando todavía faltan dos meses para las elecciones, Madrid se ha convertido ya en una trituradora de candidatos. La primera en caer  fue la actual alcaldesa, Ana Botella. La esposa de Aznar llegó al cargo gracias al nombramiento de Alberto Ruiz-Gallardón como ministro de Justicia, pero nunca fue vista como una candidata de garantías. Su pésima gestión en la tragedia del Madrid Arena y su inolvidable «relaxing cup of café con leche» acabaron con todas sus opciones. Esperanza Aguirre vio entonces abierta la puerta. Sabedora de que en las encuestas era la mejor valorada del PP, echó y ganó su último pulso a Rajoy, que prefirió designarla  a ella antes que jugársela con Soraya Sáenz de Santamaría, como le recomendaban algunos. El desastre político que podría suponer perder la alcaldía de Madrid sacrificando a su mejor pieza política desequilibró la balanza en favor de la lideresa. A cambio, Rajoy se cobró la cabeza de Ignacio González, al que Aguirre creía haber dejado atado como sucesor, y puso como candidata a Cristina Cifuentes, cuya misión, más que hacerse con la Comunidad, es recuperar para Génova el control del PP madrileño.

Pero si el PP ha tenido problemas en Madrid, más aún ha tenido el PSOE. Ante el desastre que anunciaban las encuestas con Tomás Gómez como candidato a la Comunidad, y ante el peligro de quedar abrasado él mismo con ese resultado, Pedro Sánchez se vio obligado a ejecutar su golpe más audaz como secretario general del PSOE, descabalgando a Gómez de la dirección socialista madrileña, nombrando una gestora y situando como candidato a Ángel Gabilondo. La jugada le ha salido bien de momento, pero el PSM siempre ha sido un dolor de cabeza para Ferraz y muchos de sus dirigentes aguardan agazapados y dispuestos a que Sánchez pague caro el posible fracaso de Gabilondo.    

El PSOE ha tenido históricamente muchas dificultades para nombrar cabezas de cartel en Madrid, con fracasos sonados como el de Fernando Morán o los de otros candidatos que, como Gabilondo, ni siquiera eran militantes del partido, como es el caso de Cristina Almeida o Miguel Sebastián. En esta ocasión, sin embargo, ha habido consenso para la alcaldía en torno a la figura del telegénico Antonio Carmona, que se ha hecho popular gracias a su participación en diferentes tertulias, pero que estuvo a punto de verse arrastrado por el golpe de mano de Pedro Sánchez contra Tomás Gómez, del que Carmona fue escudero fiel hasta el momento de su defenestración política. 

Pero si polémicos han sido los candidatos de PP y PSOE, insólito es el caso de Izquierda Unida, que primero liquidó a su candidata a la Comunidad elegida en primarias, Tania Sánchez, y luego se ha quedado también sin su candidato a la alcaldía, Mauricio Valiente que ha preferido pasarse a Ahora Madrid, el partido formado por Podemos y Ganemos, aún a costa de dejar su militancia y su acta de diputado regional de IU. Valiente tendrá en todo caso que competir por la candidatura de Ahora Madrid con la exjuez Manuela Carmena, elegida por Podemos como su opción para la capital. 

Lo cierto es que, pese a la tesis de que la alcaldía de Madrid y la presidencia de la Comunidad son catapultas para ascender a la política nacional, la historia demuestra que muchas veces ha sido al contrario. El socialista  Enrique Tierno Galván encontró su lugar en la en la alcaldía tras no cuajar como líder nacional. Su sustituto, Juan Barranco, tuvo una discreta carrera política posterior. Agustín Rodríguez Sahagún, que fue  ministro de Defensa y vicepresidente con Suárez, acabó sus días como alcalde de Madrid con el CDS. El popular José María Álvarez del Manzano fue un político gris y sin relevancia, que sin embargo gobernó Madrid durante doce años (1991-1983). A Ruiz-Gallardón, que sí utilizó la alcaldía como trampolín para su gran meta de ser ministro, la cartera le duró luego menos de tres años. En la Comunidad, el socialista Leguina cayó en el olvido tras dejar el cargo. Gallardón se pasó ocho de presidente (1995-2003) sin entrar en el Gobierno de Aznar y Aguirre llegó al cargo cuando ya había sido ministra.