El futuro no viaja en diésel

EXTRA VOZ

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El combustible que emplea alrededor del 70% de los coches que ruedan en españa está en el momento de popularidad más bajo de su historia.En parís quieren prohibirles el paso al centro

12 feb 2015 . Actualizado a las 13:05 h.

Al gasoil le están saliendo enemigos por todas partes. En Madrid surgía en las últimas semanas la alarma por la boina de contaminación que amenazaba la ciudad tras muchos días sin llover. Y desde su ayuntamiento se han adelantado medidas de futuro, como el pago de mayores impuestos a los propietarios de modelos diésel o la incorporación a sus motores de sistemas que reduzcan las emisiones, cuyo sobrecoste podría frenar en seco las ventas. También Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, ha entrado en esta cruzada e incluso amenaza con prohibir a los diésel la entrada en centro de la ciudad, lo mismo que en Londres. En Japón, donde solo el 1% de los vehículos circulan movidos por diésel, no quieren saber nada de este combustible y en México existe una agresiva campaña a nivel estatal contra el llamado «diésel sucio».

Según ha difundido la Agencia de Investigación del Cáncer los gases de combustión de los motores diésel se consideran un agente cancerígeno del grupo I (el más alto en riesgo) al haberse establecido la evidencia suficiente de que provocan esta enfermedad. En concreto se relaciona con el cáncer de pulmón y de vejiga. Actualmente los turismos deben cumplir una normativa limitadora de gases de escape llamada Euro VI, que entró en vigor en agosto de 2014 y que es más restrictiva que las anteriores.  Pero esta se dirige sobre todo a limitar el monóxido de carbono (CO2) para cumplir así con el protocolo de Kioto, que intenta disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los coches diésel modernos cumplen también esa normativa, pero a diferencia de los movidos por gasolina, los gases de combustión del gasoil emiten además óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas, así como óxidos de azufre (SOx).

Las partículas sólidas son parte del problema, a pesar de que los filtros de partículas, obligatorios en todos los coches diésel, las filtran, pero solo las más grandes, Las pequeñas salen a la atmósfera y las personas están expuestas a ellas, pues las metabolizan a través de las vías respiratorias y después pasan al flujo sanguíneo. Y contienen elementos cancerígenos. Aunque buena parte de la culpa la comparten los sistemas de calefacción de viviendas con calderas de gasoil. Con el diésel en el punto de mira, la vista gira con más atención hacia los gasolina, más ligeros y baratos, los híbridos, los eléctricos y las futuras pilas de combustible.