Cristiano y Messi: tan lejos, tan cerca

EXTRA VOZ

Nigel Roddis


 Son más las situaciones que comparten que las que diferencian a ambas estrellas, aunque
el astro portugués vive su momento dorado y el argentino parece apagarse a coletazos

27 ene 2015 . Actualizado a las 16:05 h.

En apariencia, son opuestos. Hay quien sostiene que su coincidencia en el tiempo no es solo una casualidad y que todo es obra del que mueve los hilos de la historia del balón. Que ambos se complementan y se perfeccionan en la rivalidad. Que le han dado la vuelta al fútbol. Es posible. En su último acelerón, Cristiano Ronaldo (Funchal, Portugal, 1985) y Lionel Messi (Rosario, Argentina, 1987) han convertido el premio al mejor futbolista del mundo en una anécdota para los demás. Ganó Cristiano. Lleva tres. Messi fue segundo. Lleva cuatro. También es posible que la cosa no acabe ahí La inercia estadística en la que se han zambullido ambos desde que el luso abandonó el Manchester para fichar por el Real Madrid ha pulverizado todos los récords posibles en el deporte que practican (jornadas consecutivas marcando, goles en una temporada, hat tricks...). 
Hacía medio siglo que el aficionado había descartado la idea de ver un futbolista con semejante efectividad y peso en el juego. El portugués lleva 411 goles en sus 601 partidos con equipos de Portugal, Inglaterra y España. El argentino dejó atrás el récord de Zarra y con 262 goles es el máximo artillero de la historia de la Liga. Cristiano tiene en sus vitrinas dos Champions League y Messi, tres. Ambos poseen el Mundial de clubes. Ninguno la Copa del Mundo de selecciones. Aunque más allá de las estadísticas, los analistas coinciden en señalar el mérito del madridista por encima del barcelonista en lo referente a su versatilidad en el juego, su capacidad de liderazgo público y su alto rendimiento en contextos tan diferentes como los tres campeonatos de Liga mencionados. 
Por decirlo de alguna manera, Messi fluye favorecido por la balsa de aceite que es el Barcelona. O quizás esto último sea ya cosa del pasado. Actuaciones como la firmada por el culé en Riazor ante el Deportivo son interpretadas por algunos como brazadas de ahogado en una carrera que camina hacia el ocaso.  La ceremonia del Balón de Oro retrató a un Messi atormentado por los problemas deportivos (la nula relación con su entrenador y la mayoría de sus compañeros) y extrafutbolísticos (el fraude fiscal) sin mucha escapatoria (pocos o ninguno pueden asumir su fichaje). Sin embargo, aún en plena transición emocional tras su ruptura con la modelo rusa Irina Shayk, Cristiano Ronaldo se mostró distendido y sabedor de que su mejor momento podría estar por llegar. 
Fue revelador en este sentido el encuentro entre ambos, entre bastidores, antes de la gala final de entrega del Balón de Oro. Messi irrumpió en la habitación donde Cristiano y su hijo aguardaban. El luso advirtió al niño de la presencia de Leo, que le saludó cariñoso. «Ve un vídeo de internet de todos, y habla de ti», le dijo el madridista. 
El niño, vergonzoso, se refugió en brazos de su padre. Messi se alejó. La escena retrata a ambos. Sobre todo, la directa espontaneidad del mejor jugador del mundo en el año 2014. Esa que, cargada se sarcasmo, se malinterpretó cuando espetó: «Me tienen envidia porque soy guapo, rico y un gran futbolista. No tengo otra explicación». En aquella ocasión le valió una lluvia de críticas, algo habitual en su figura por otra parte. Messi, sin embargo, prefiere mostrarse como una persona discreta, aunque su entorno ya deja entrever que las mata callando. Aunque ambos han sufrido la pobreza en sus orígenes, la figura de ambos ha ido evolucionando desde que ocupan la parte más elevada de la pirámide mediática y salarial del fútbol mundial. En especial, en el caso de Cristiano Ronaldo. Siempre se ha destacado su profesionalidad y capacidad de trabajo, pero ha ido suavizando su perfil público y solo ahora, tras obtener su tercer galardón individual como mejor jugador del planeta, se han ido conociendo detalles de su vida privada, en especial su compromiso solidario. Con todo, ambos se tienen en el punto de mira. Por eso, cuando Cristiano Ronaldo levantó su tercer Balón de Oro dijo: «Quiero alcanzar a Messi». Es decir, seguirán repartiéndoselo todo sin dejar nada para los demás.