La Casa del Rey atribuye a razones de protocolo la ausencia de Juan Carlos I en el aniversario del 15J

La Voz R.G. , M.E.A. MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Juan Carlos Hidalgo | efe

¿Qué sucede cuándo coexisten dos reyes? En otros países, como Bélgica y Holanda, está tasado hasta el milímetro cómo proceder en estos casos

02 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Han sido tres años de cohabitación tranquila, Felipe VI se ha dedicado a reinar y Juan Carlos I, a lo suyo en segundo plano. Pero la ausencia del exjefe del Estado en el acto conmemorativo en el Congreso de las primeras elecciones democráticas destapó un conflicto larvado del que ya habían advertido constitucionalistas y expertos monárquicos, convencidos de que la coexistencia de dos reyes sin una regulación legal y protocolaria podía ocasionar situaciones como la del pasado miércoles.

Con la excepción de la Zarzuela, nadie estuvo conforme con la exclusión de Juan Carlos I de los fastos por las elecciones del 15 de junio de 1977. El Gobierno y el Congreso, con discreción, trasladaron que hubieran preferido contar con el ex jefe del Estado, los partidos consideraron que fue un desacierto y la prensa mostró una rara unanimidad en censurar la ausencia.

En la Casa del Rey se adujeron razones protocolarias en el sentido de que no podían coincidir en un acto institucional los dos monarcas porque el representante de la monarquía es uno. Se argumentó también que el rey emérito, calificativo que no gusta al aludido, dejó sentado nada más abdicar que no restaría protagonismo a su hijo. Con esa excusa, la Zarzuela comunicó a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, el protocolo a seguir sin don Juan Carlos. En la Cámara baja contaban con él, y hasta habían resuelto su ubicación en la tribuna de honor, la misma que ocuparon la reina Sofía y la infanta Elena en la proclamación de Felipe VI.

En otros países que se ha dado esta misma contingencia, como Bélgica y Holanda, está tasado hasta el milímetro cómo proceder con dos reyes o dos reinas. El saliente reduce su papel a la mínima expresión. Pero en España, don Juan Carlos tiene su despacho fuera de la Zarzuela y agenda oficial, aunque cada día más menguada.

«Me manda mi hijo»

Su principal cometido son los viajes en representación de Felipe VI. «Me manda mi hijo», ha comentado entre risas alguna vez. Aunque quizá su estado de ánimo se acerque más a la reflexión que le hizo el expresidente uruguayo José Mujica: «Te pusieron arriba de un florero».

El criterio de la Zarzuela es que padre e hijo no coincidan en actos institucionales relevantes, pero ya han compartido algunos como el 300 aniversario de la creación de la Compañía de Guardias Marinas en la Escuela Naval Militar de Marín el pasado 2 de junio.

Se trata, según la Casa Real, de diferenciar los reinados, y por eso don Juan Carlos no estuvo en la proclamación de Felipe VI ni en la apertura de la XII Legislatura, las dos veces anteriores en que el rey se dirigió al Congreso. Llevados por esa lógica, el criterio que se impuso en la conmemoración de las primeras elecciones democráticas fue el mismo, sin tener en cuenta el papel que jugó Juan Carlos I. La ausencia forzosa enfadó al exjefe del Estado. Ahora queda la duda de qué se hará en diciembre del 2018 cuando se celebre el 40 aniversario de la aprobación de la Constitución.