Díaz dice que no tiene otro remedio que aceptar la abstención al CETA

e. c. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

RAUL CARO | EFE

La presidenta andaluza vuelve a marcar distancias con el líder del partido

24 jun 2017 . Actualizado a las 09:44 h.

El cambio de posición sobre el CETA (Tratado de Comercio de la UE y Canadá por sus siglas en inglés) ha causado malestar en algunos sectores del PSOE. La presidenta andaluza no quiso entrar ayer directamente, pero dejó entrever que no está de acuerdo con el giro. «La decisión que tome la ejecutiva de mi partido a mí no me queda más remedio que aceptarla y respetarla», aseguró para evitar la confrontación. La presidenta andaluza y el comisario europeo de Economía, el también socialista Pierre Moscovici, se reunieron en Sevilla un día después de que Pedro Sánchez anunciara que su partido pasaba de del apoyo a la abstención al tratado de libre comercio con Canadá. Ambos admitieron que habían hablado del asunto, pero se negaron a alimentar la polémica. Uno delos hombres de confianza de Díaz, el que fuera portavoz de la gestora, Mario Jiménez, fue aún más claro y apuntó que las «consecuencias en términos políticos» de esta decisión habrá que reclamárselas a Sánchez y su ejecutiva.

La andaluza volvió a marcar distancias con el nuevo PSOE después de que en el congreso federal del pasado fin de semana dejara claro con sus declaraciones y sus gestos que se va a apartar lo más posible de las decisiones que adopte Sánchez. Ya lo hizo con la apuesta por la plurinacionalidad y la consideración de España como nación de naciones, aunque no diera batalla en Madrid.

Viraje precipitado

El asunto del CETA es importante para la comunidad, ya que, según datos de la Junta, el impacto del acuerdo internacional en Andalucía será de unos 70 millones de euros.

Moscovici, que el día anterior, tras conocer de viva voz de Sánchez que el PSOE se iba abstener, declaró con evidente disgusto que «ser de izquierdas no es estar contra la globalización», ayer prefirió reaccionar de forma más templada. El comisario volvió a defender el tratado, que dijo que no alterará las políticas sanitarias, ambientales o agrícolas e insistió en que no es razonable oponerse a este. Pero añadió que no quiere interferir en las decisiones de los socialistas españoles y descartó que tenga una mala relación con su secretario general. «No tengo nada en contra de Sánchez», afirmó.

El presidente extremeño y del Consejo de Política Federal del PSOE, Guillermo Fernández Vara, sostuvo que Sánchez «está en su perfecto derecho para tomar la decisión que crea oportuna» sobre CETA, pero reconoció que «no ha habido un debate sereno ni reflexivo» sobre este asunto»

Por su parte, el portavoz de la ejecutiva del PSOE, Óscar Puente, justificó que su partido no apoye el CETA porque, aunque están a favor de la globalización y de los tratados internacionales, consideran que el acuerdo todavía puede ser más ambicioso en lo relativo a la conservación del planeta y a los derechos de los trabajadores. Mientras la portavoz del PSOE en el Congreso, Margarita Robles, admitía que el viraje de la posición de los socialistas ha sido «un poco precipitado».