La idea de plurinacionalidad de Sánchez provoca rechazo y recelo en el Congreso

nuria vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

La Cámara baja da un portazo al referendo en Cataluña que propone Puigdemont

22 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayoría parlamentaria de PP, PSOE y Ciudadanos cerró ayer las puertas del Congreso a la convocatoria de un referendo unilateral en Cataluña. La moción del PDECat, que instaba al Gobierno a «respetar» el plan trazado por Carles Puigdemont, se topó con la oposición rotunda de las tres fuerzas políticas a una hoja de ruta independentista que no respeta «la legalidad».

Sin sorpresas en las posturas, el debate dejó, en cambio, la estela de un cierto escepticismo entre los partidos secesionistas sobre el concepto de plurinacionalidad que Pedro Sánchez plantea como solución al conflicto. El origen de la cautela de la antigua Convergència se remonta a tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero. La semana pasada, en el debate de la moción de censura de Podemos al Gobierno, el diputado Carles Campuzano recordó que fue un Ejecutivo socialista el que prometió en el 2003 apoyar el estatuto de autonomía que saliera del Parlamento catalán. «La izquierda española nos ha fallado en demasiadas ocasiones», advirtió entonces el representante del PDECat a Pablo Iglesias. La formación independentista celebra, por ello, el compromiso del PSOE de impulsar ahora una reforma de la Constitución que «perfeccione el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado», aunque recela de la reivindicación que hace Sánchez de Cataluña como «nación cultural». «¿No os da vergüenza insultar a una nación milenaria?», reprochó desde su escaño el portavoz de Esquerra Joan Tardá.

Tampoco en las bancadas del PP y Ciudadanos encontró el PSOE complicidades. La nación de naciones de Sánchez, que los populares consideran incompatible con la soberanía nacional recogida en el artículo 2 de la Constitución, fue tachada de «ocurrencia» tanto por el partido gubernamental como por Ciudadanos.

El debut

El nuevo grupo parlamentario del PSOE se limitó a debutar en el debate catalán con un contundente rechazo a la consulta anunciada por Puigdemont para el próximo 1 de octubre. Meritxell Batet centró su turno de palabra en desmontar una convocatoria sin «garantías», sin censo claro, sin apoyo de ningún estado europeo. «Están ustedes en la unilateralidad para conseguir a toda costa un objetivo político, la independencia, y eso implica renuncia al diálogo y desprecio a la democracia», criticó la diputada del PSOE. Los socialistas son partidarios de seguir una estrategia comedida, alejada de la «violencia y la fuerza», para no alimentar el secesionismo.