La corrupción acaba con Esperanza Aguirre

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Mila Méndez

Dimite porque falló al no vigilar más a Ignacio González tras las primeras denuncias, lo que según el PP de Madrid dañó a las instituciones y al partido, y porque no basta con la acción judicial

25 abr 2017 . Actualizado a las 13:54 h.

Era su tercera dimisión en cinco años. Y la definitiva. «Yo tengo como norma de conducta no eludir nunca mis responsabilidades y por eso presento mi dimisión». De esta forma, Esperanza Aguirre cerraba su larga trayectoria política, de más de 30 años, con su renuncia al acta de concejala del Ayuntamiento de Madrid, en el que era portavoz del grupo popular. Era el único puesto que ostentaba desde que, en febrero del 2016, renunció al liderazgo regional del partido. Irrelevante políticamente, pero que aún le proporcionaba cierto protagonismo mediático. La detención y encarcelamiento por el presunto saqueo del Canal de Isabel II de Ignacio González, al que calificó como una persona de su «máxima confianza» y al que nombró como su sucesor de la Comunidad de Madrid, era su sentencia de muerte política.

Admitió que mientras fue presidenta, es decir antes de que designara a González como su sucesor, algunos medios «lo señalaron como inmerso en asuntos que podían ser calificados de incorrectos». Dijo que entonces le pidió explicaciones y se las dio en privado «de manera exhaustiva». «Y ahora me siento engañada y traicionada, no vigilé más», señaló en una breve comparecencia, de apenas tres minutos, ante los medios de comunicación, en la que no aceptó preguntas. Aunque admitió que el auto y la prisión decretada por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco «no son una prueba definitiva contra él», sí muestran que no vigiló «todo lo que debía».

«Mi manera de concebir la política como servicio a España y a mis conciudadanos me lleva a asumir la responsabilidad que me corresponde por no haber vigilado a Ignacio González, por no haber descubierto antes lo que ahora, después de años de investigación han descubierto la Guardia Civil y el juez», afirmó. Aguirre señaló que la corrupción se ha convertido en un «problema central de la política española» y para luchar contra ella «no es suficiente la acción de la Justicia, siempre rigurosa pero demasiado lenta». «Los ciudadanos tienen derecho a exigir que todos los políticos asumamos todas nuestras responsabilidades con dignidad, sin dilaciones y sin excusas», añadió en referencia que algunos interpretaron como un mensaje a Mariano Rajoy.

El PP la despidió con un frío comunicado de dos párrafos en el que muestra su respeto por la decisión, «reconoce y valora su larga trayectoria» y la considera una «persona relevante» en la organización. Aunque, antes de que Aguirre la concretara, Génova se esforzó por trasladar que nadie de la cúpula popular la había presionado para que se fuera, su renuncia fue recibida con alivio, ya que su situación era insostenible. Fuentes del PP destacaron la dureza de Aguirre con González al decir que la había engañado y traicionado, lo que interpretaron como una forma de reforzar que ella no sabía nada de lo que hacía su protegido.

El comunicado del PP que preside Cristina Cifuentes fue más duro, ya que señalaba que compartía con Aguirre que «debía haber vigilado con mayor eficacia los posibles casos de corrupción, lo que ha causado daño a las instituciones y al propio partido».

La oposición le exigió que dé explicaciones de lo que sabe sobre la corrupción en Madrid, y hubo coincidencia en que la dimisión llega muy tarde.

Rajoy llamó a la expresidenta tras anunciar su marcha

Mariano Rajoy llamó ayer a Aguirre después de que ella compareciera para anunciar su dimisión y conversaron durante unos minutos. Fuentes del Gobierno confirmaron esta conversación, aunque no dieron detalles de su contenido. Rajoy fue informado previamente por Aguirre mediante un SMS de su decisión, pero el jefe del Ejecutivo no hizo referencia alguna a este asunto en la comparecencia conjunta que protagonizó con el presidente brasileño, Michel Temer.