El futuro del ex número dos, el test para saber si habrá unidad

e. c. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

PIERRE-PHILIPPE MARCOU

Iglesias mantendrá a Errejón en la ejecutiva, pero la clave es si seguirá siendo secretario político y portavoz parlamentario

13 feb 2017 . Actualizado a las 07:36 h.

La gran pregunta que se hacían ayer todos en Vistalegre es qué será de Íñigo Errejón. Nadie en su equipo esperaba esta debacle, incluso confiaban en que la participación récord -votaron 155.275 inscritos- les iba a beneficiar. Además, se agarraban al precedente de la consulta de diciembre, cuando los pablistas ganaron por una diferencia exigua. Creían que las fuerzas estaban más igualadas. Ahora el futuro político de Errejón depende de la voluntad de Pablo Iglesias. O lo purga para castigar su rebelión o le tiende la mano para tratar de recomponer la unidad del partido.

La suerte que corra el que fue su número dos será un test para saber si atenderá el perentorio llamamiento a la unidad de las bases o a los miembros más beligerantes de su equipo, que piden la cabeza de Errejón, al que acusan de traicionar al líder y dividir el partido. Iglesias lo mantendrá en la ejecutiva, pero la clave es si seguirá siendo secretario político y portavoz parlamentario. Los precedentes de los sucedido en Madrid, donde el pablista Ramón Espinar marginó a los errejonistas de su dirección y sustituyó a José Manuel López como portavoz en la asamblea regional, son un mal presagio para Errejón. También que en campaña Iglesias reiterara que no quiere un Podemos que se parezca al PSOE, en el que las familias y las baronías se impongan, y admitió que fue un error dar tanto poder a Errejón. 

Heridas profundas

Las heridas que se han abierto son profundas y será difícil que cicatricen. Iglesias señaló ayer que la asamblea le había dado una orden, unidad y humildad, y la iba a cumplir. Pero será él quien la traduzca a la práctica.

Un análisis gestual de la relación entre Iglesias y Errejón confirma el alejamiento personal que existe entre ambos. Los abrazos forzados entre ambos, la evidente falta de comunicación, la distancia física, los rostros indicaban alejamiento y tensión. La imagen que cerró la asamblea escenificó a la perfección su ruptura. Iglesias se colocó junto a Rafael Mayoral e Irene Montero para cantar L’Estaca, de Lluís Llach, separado de quien ya ha dejado de ser su número dos.