Rajoy se afianza ante las luchas internas de PSOE y Podemos y el perfil bajo de C's

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Chema Moya | EFE

Confía en que la legislatura será larga si aprueba los Presupuestos con apoyo del PNV

11 dic 2016 . Actualizado a las 09:08 h.

Mariano Rajoy empieza a sentirse cómodo en el nuevo escenario político. Ya no son muchos los que se aventuran a pronosticar que la legislatura que se puso en marcha tras 314 días de bloqueo político será corta. Es consciente de que ya no tiene mayoría absoluta y no podrá imponer su programa, pero se está acostumbrado a las derrotas parlamentarias, algunas puramente simbólicas, y a la negociación. Lo importante es que puede gobernar. En todo caso, cuenta con la gran ventaja de poder convocar elecciones a partir del 3 de mayo, lo que le permite marcar los tiempos políticos. La clave para pronosticar la duración de su mandato será la negociación de los Presupuestos, que espera sacar adelante con los apoyos que se está trabajando. De hecho, hay avances muy significativos con el PNV, confirmados por su líder Andoni Ortúzar.

Mientras Rajoy parece haber despejado el camino de la gobernabilidad, aunque sea con sobresaltos, los socialistas siguen a la espera de fijar fecha para su congreso y sin líder visible, aunque Susana Díaz sea quien maneje los hilos. La gestora confía en que dé fruto su doble estrategia parlamentaria de «oposición útil», que combina los acuerdos con el Gobierno, como la aprobación del techo de gasto, el objetivo de déficit o la subida de los impuestos especiales, con el intento de tumbar las leyes que consideran más lesivas, con el apoyo de las demás fuerzas parlamentarias. De momento, presumen de haber logrado la subida del 8 % del salario mínimo, la supresión de las reválidas o el inicio de la vía para la derogación de la ley mordaza. La próxima semana llevarán a cabo una «ofensiva por los derechos laborales, sociales y contra la desigualdad», que incluye una proposición no de ley para la derogación de la reforma laboral y una interpelación para la aprobación de un plan integral contra la pobreza y la creación de un ingreso mínimo vital. 

La oposición, dividida

Pero hay que tener en cuenta que el Gobierno de Rajoy no está dispuesto a aceptar ni siquiera las proposiciones de ley que supongan un aumento del gasto, como fue el caso de la que pedía la revalorización de las pensiones en un 1,2 %, argumentado que la Constitución le permite vetarlas. Y está dispuesto a acudir al Tribunal Constitucional para hacerlo valer.

Los cuatro partidos celebrarán el año próximo sus congresos. El del PP será un paseo triunfal de Rajoy, con la única incógnita de si la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, seguirá siendo la secretaria general.

Esa placidez contrasta con la división interna que existe en el PSOE y Podemos, enzarzados además en una lucha sin concesiones por liderar la oposición. Los socialistas celebrarán su congreso antes del verano, según Javier Fernández, sin más precisiones, aunque se especula con que será el mes de junio. Pero las aguas están lejos de estar calmadas, ya que los críticos, no solo los adscritos al bando sanchista, se han hecho fuertes. Nadie duda de que esta vez la presidenta andaluza sí tratará de dar el salto a Madrid. En la formación morada el enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón se han convertido en una guerra abierta de cara a Vistalegre II, en la que se confrontan dos formas de liderazgo, estrategia política y modelo de organización.

Ciudadanos trata de reaccionar ante el ninguneo al que le sometió Rajoy el negociar el techo de gasto con el PSOE sin tenerle en cuenta. Al priorizar a los socialistas como interlocutor, el presidente del Gobierno condena a un perfil bajo a su socio. El congreso del partido naranja será tranquilo, ya que el liderazgo de Albert Rivera está garantizado, aunque ya tiene críticos como Carolina Punset que lo desafían. A medio plazo tendrá que decidir si entra o no en el Gobierno.