La consulta independentista choca con el posibilismo

e. c. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

ANDREU DALMAU | efe

El objetivo del Gobierno, el PSOE y C's es que Puigdemont aplace el referendo a cambio de beneficios tangibles para su comunidad

09 dic 2016 . Actualizado a las 07:36 h.

El Gobierno está dispuesto a hablar de todo con la Generalitat menos del referendo de autodeterminación, que para los independentistas es su principal objetivo. «Referendo o referendo», como exige Puigdemont. Cuando Soraya Sáenz de Santamaría presidió el pasado 21 de noviembre el acto de toma de posesión de Enric Millo como delegado del Gobierno en Cataluña, anunció que haría bandera del «diálogo» dentro del «marco constitucional» y que su «filosofía» sería la «lealtad institucional». Millo, un político dialogante procedente de Unió, es pieza clave de la nueva estrategia del Gobierno. Pero la cuestión es saber si esta va a tener o no recorrido. Dicho de otro modo, si las concesiones que Mariano Rajoy está dispuesto a hacer -mejorar la financiación, aumentar las inversiones o gestos hacia el catalán- serán suficientes para torcer la hoja de ruta secesionista, que tanto la antigua Convergència como ERC consideran que no tiene vuelta atrás. Puigdemont sigue aferrado a que el referendo de autodeterminación se celebre en septiembre del 2017. El objetivo que comparten Moncloa, el PSOE y Ciudadanos, que ha moderado su discurso, es que Puigdemont adopte la vía vasca. Es decir, aplazar sine die el referendo a cambio de beneficios tangibles para su comunidad. Para ello, Junts pel Sí tendría que romper con la CUP, que es el grupo que le va a garantizar la aprobación de los Presupuestos, y forjar una nueva alianza a la vasca con el PSC.

La primera gran cita de Sáenz de Santamaría será con Oriol Junqueras, que pretende abordar 46 asuntos pendientes, entre los que incluye el referendo. La vicepresidenta ha dicho que está dispuesta a discutir sobre 45, todas menos la independencia. Ese es el juego.