Los partidos elevan las cautelas ante la reforma constitucional tras el caso italiano

Nuria Vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, brinda en Tarragona por la Constitución
El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, brinda en Tarragona por la Constitución Jaume Sellart | efe

Asumen que hacen falta grandes consensos para abordar el cambio de la Carta Magna

06 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es parte del guion de cada 6 de diciembre. Los líderes políticos se reúnen en el Congreso para conmemorar la aprobación de la Constitución Española en 1978 y revisar si tal vez ha llegado el momento de la reforma del texto legal. Este año, sin embargo, la redistribución de fuerzas en la Cámara y los conflictos territoriales han disparado el debate sobre la urgencia de una revisión en profundidad. También la dura derrota de la reforma constitucional del dimitido Renzi en Italia estará presente en el ambiente y hará más evidente los disensos de los partidos ante una posible modificación de la Carta Magna.

En el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso ni tan siquiera estarán presentes los portavoces de todos los partidos con representación parlamentaria. El listado de ausencias habituales lo copan los representantes del PNV -y el lendakari, Íñigo Urkullu-, la antigua Convergència, Esquerra o Bildu, que expresan así su rechazo a una Constitución con la que no se sienten identificados, e IU, que denuncia que la Carta Magna es ya «papel mojado».

Pero más significativo resulta el gesto del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y su mano derecha, Íñigo Errejón. A diferencia de lo ocurrido el año pasado, ninguno de los dos acudirá a la cita. La formación ha resuelto enviar, «por responsabilidad institucional», a una delegación reducida compuesta por su secretario de Organización, Pablo Echenique, y la secretaria general del grupo parlamentario, Carolina Bescansa. La razón oficial que esgrime Iglesias es la voluntad de promover un modelo de partido marcado por la «coralidad» y en el que sus dirigentes se repartan la representación oficial. Pero a nadie se le escapa que Podemos comenzó su andadura con un planteamiento de máximos en el que reivindicaba un proceso constituyente para redactar una nueva Carta Magna.

Aquel mensaje fue modulado antes de los comicios del 20 de diciembre del 2015 y reconvertido en una propuesta de modificación del texto en cinco puntos. Uno de ellos, el relativo al derecho de autodeterminación. Esta reivindicación supone un punto de fricción, difícilmente salvable, con formaciones como el PP, el PSOE o Ciudadanos. Los liberales de Albert Rivera son partidarios, de hecho, de dejar de lado aquellos aspectos en los que el acuerdo es prácticamente imposible si se desea caminar en esta legislatura hacia una reforma constitucional.

Pero tampoco en esta materia hay posibilidades de entendimiento con PDeCat, la antigua Convergència, que recela de las «campanas» de cambios en la Carta Magna y, con el reto de separación de España en mente, se desvincula de todo tipo de proceso de transformación. Hoy Carles Puigdemont no viajará a Madrid para participar en el acto institucional del Congreso. «Estamos ya en una fase propia», anticipó este lunes la coordinadora general del partido, Marta Pascal.

Cautela

La actuales circunstancias, especialmente la fragmentación del arco parlamentario, dificultan en todo caso poner en marcha una reforma que conserve, como exige el Gobierno, el consenso de 1978. El PP, cauto y nada proclive a abrir en canal el texto en una legislatura de trincheras y con el PSOE a falta de renovar su dirección federal, establece como requisito para iniciar las conversaciones tener un diagnóstico claro de lo que se quiere hacer.

El Ejecutivo descarta así presentar su propio proyecto de reforma constitucional, aunque en una legislatura en minoría Mariano Rajoy no tiene capacidad de dar carpetazo a ningún debate y selló en agosto el acuerdo de investidura con Ciudadanos que contempla la conformación de una mesa de trabajo. El PSOE, de hecho, ya ha anunciado su intención de promover una subcomisión en el Congreso para escuchar a expertos en la materia.

Tanto el presidente de la Comunidad Valenciana, el socialista Ximo Puig, como el líder del PSC, Miquel Iceta, instaron a abordar la modificación de la Carta Magna sin más demora pero «de forma sosegada». El ejemplo del referendo de este domingo en Italia, en el que se ha rechazado la propuesta de reforma constitucional del primer ministro, Matteo Renzi, ha empujado, además, a PP, PSOE y Ciudadanos a subrayar la importancia de aunar posturas y lograr un amplio consenso. Para Podemos, en cambio, ha supuesto la constatación de que los ciudadanos deben tener la última palabra.