Susana Díaz insta a que se resuelva ya la gobernabilidad, sin hablar de abstención

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Julio Muñoz | efe

El PSOE advierte al PSC de que se replanteará su relación si no obedece al comité federal

20 oct 2016 . Actualizado a las 08:16 h.

«Necesitamos como españoles, como andaluces, que se resuelva rápidamente la cuestión de la gobernabilidad, más allá de cómo se haga o deba hacerse». Con esta frase al inicio de su intervención en el debate sobre el estado de la comunidad, Susana Díaz rompía su silencio y escenificaba su apuesta por la abstención. Sin embargo, la presidenta andaluza evitó con todo tipo de subterfugios pronunciar la palabra maldita, consciente de la impopularidad que esta decisión produce en las bases. Pero no dejó lugar a dudas sobre cuál es su posición. Lo que sí hizo es dar sus argumentos para justificar el viraje desde el no que propugnaba el PSOE de forma unánime hasta hace solo unos días a facilitar el Gobierno al líder del PP.

Díaz adoptó un tono institucional y de mujer de Estado y dedicó la parte inicial de su discurso a hablar sobre la situación de bloqueo que padece España y el papel que debe jugar Andalucía en el país. Señaló que continuar sin Gobierno «no es serio» y puede acabar «con la paciencia» de los ciudadanos. «Se trata de una cuestión capital porque está en juego la confianza de los españoles en sus instituciones y porque la propia unidad del Estado está siendo objeto de amenazas directas», añadió. Ponía así sobre la mesa el desafío independentista, que dijo algunos se toman en broma pero es muy serio, como otro gran argumento en favor de facilitar la formación de un Gobierno que le haga frente. También quiso dejar claro que la abstención no significa que el PSOE renuncie a hacer oposición. En esa línea, abogó por adoptar medidas en el Parlamento para controlar o derogar algunas de sus leyes, entre las que citó la a LOMCE. «No podemos seguir sosteniendo por más tiempo leyes injustas que pueden ser cambiadas en las Cortes», destacó.

La líder del socialismo andaluz dejó clara su intención de tener un papel protagonista en la escena nacional. «Queremos que Andalucía aporte al proyecto de España desde la primera línea. Nada de España nos es ajeno», señaló.

El PSC se ha convertido en el máximo baluarte de la resistencia a Díaz y Javier Fernández. Su reelegido primer secretario, Miquel Iceta, se mantiene en el «no es no» y asegura que los siete diputados de su partido votarán no a la investidura de Rajoy sea lo que sea lo que decida el comité federal del domingo. Mario Jiménez, portavoz de la gestora, advirtió ayer al PSC de que si no respeta el mandato del comité federal el PSOE se replanteará «responsablemente y con honestidad» su relación. «El PSC es un partido hermano, y si toma una posición que pudiera ir en contra de la disciplina y en contra de lo que apruebe democráticamente el comité federal, evidentemente estaríamos ante una situación política diferente, que tendría que evaluarse responsablemente y con honestidad entre el PSOE y el PSC», aseguró. Jiménez diferenció entre las consecuencias de una desobediencia individual, que sería sancionada disciplinariamente por los órganos del PSOE, de la que el PSC se salte en bloque la disciplina de voto.

Por su parte, el diputado Eduardo Madina también irrumpió en la ofensiva en favor de la abstención que permita el gobierno de Rajoy al asegurar que unas terceras elecciones serían «un gran fracaso».

Las tensas relaciones de los socialistas catalanes con el PSOE

Las relaciones entre el PSOE y el PSC han pasado por momentos de tensión desde que se asociaron hace casi cuarenta años. Cuando Cataluña era uno de los grandes graneros de voto socialista, clave para las victorias de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, se aparcaron las diferencias. Sin embargo, fueron evidentes cuando Pasqual Maragall propuso un estatuto que reconocía a Cataluña como nación y le otorgaba prerrogativas que terminó echando abajo el Tribunal Constitucional. Dirigentes históricos y barones territoriales mostraron su rechazo a esa deriva que consideraban próxima al nacionalismo. Posteriormente, la defensa del derecho a decidir por parte de dirigentes del PSC también levantó ronchas en el partido hermano, El PSOE siempre se ha guardado la carta de la amenaza de resucitar la Federación Socialista Catalana, es decir una sucursal en Cataluña. Hasta ahora parecía imposible que pudiera llevarla a cabo, pero la pérdida de pujanza electoral del PSC la hace más factible.

El PSC es una excepción en el universo socialista, pues se trata de un partido soberano, que está federado al PSOE. Participa en sus órganos de gobierno, aunque tiene personalidad jurídica propia, finanzas independientes y tiene autonomía de acción en la política catalana. Desde hace casi cuarenta años, las relaciones entre los dos partidos se rigen por un protocolo de unidad, que establece la participación del PSC en los órganos federales: la comisión ejecutiva, el comité federal y el congreso del PSOE.