El PSOE sigue roto entre los que quieren dejar gobernar a Rajoy y los que defienden el no

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

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El PP tiende la mano a los socialistas, Ciudadanos les pide que se abstengan y Podemos que no

03 oct 2016 . Actualizado a las 08:36 h.

Tras la dimisión de Pedro Sánchez, el PSOE se enfrenta a la decisión clave: si facilitará o no que gobierne Mariano Rajoy. El debate no ha terminado con su marcha, sino que sigue vivo. Y no está claro, en todo caso, quién pondría condiciones a quién para desbloquear la situación y evitar las terceras elecciones, si el PSOE al PP o al revés. Porque ya solo hay esas dos opciones, descartada la posibilidad de la alternativa de Gobierno que defendía Sánchez.

La gestora que preside el asturiano Javier Fernández y que dirigirá al PSOE hasta el próximo congreso extraordinario, que no tiene fecha, se reúne hoy para empezar a fijar una posición. La intención de Fernández y de la mayoría de sus miembros es llevar al comité federal, que es quien tiene la última palabra, la propuesta de vender cara la abstención a Rajoy, imponiéndole condiciones. Un cambio de posición complicado, sobre todo si se consulta a las bases, como exigen los fieles a Sánchez. Algo que, de momento, no entra en sus planes, porque, según sus estimaciones, la militancia se inclina por el no a Rajoy.

No pueden exigir nada

Por su parte, el Gobierno considera que los socialistas ya no están en disposición de exigir nada, sino de comprometerse a asegurar la gobernabilidad, lo que pasa al menos por dar luz verde a los Presupuestos Generales del Estado. Si Rajoy necesita la abstención para ser presidente, más la precisa el PSOE para evitar un probable desastre electoral.

Para la mayoría de la gestora la mejor opción es una abstención condicionada que evite una nueva cita con las urnas, que saben podría ser letal, y que minimice el coste que tendría entre la militancia. El problema es que no pueden tensar en exceso la cuerda porque se pueden encontrar con el portazo de Rajoy, al que ahora le interesan las elecciones, en las que podría aumentar su ventaja ante un PSOE destrozado y sin candidato. La pretensión de exigir su cabeza, que pusieron sobre la mesa Felipe González y Susana Díaz, es hoy una absoluta quimera. Lo único que pueden pedir a cambio de la abstención son reformas legislativas, aunque no derogar la reforma laboral o la ley mordaza.

En el bando de los críticos que se implicaron en la operación para derribar a Sánchez también hay firmes partidarios del no. Ni siquiera todos los barones defienden la abstención. El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, señaló ayer que el PP no ha hecho nada para ganarse la confianza de su partido, por lo que «no podemos conformar ni gobierno de coalición ni ayudar a su instauración en el poder». Añadió que no es partidario de terceras elecciones, pero si no se dan las circunstancias habrá que ir de nuevo a las urnas.

Tampoco uno de los barones más beligerantes con Sánchez en los días previos a su caída, el castellano-manchego Emiliano García-Page, parece estar por la labor. El secretario general del PSOE de Toledo, Álvaro Gutiérrez, dijo que es falso que García-Page propugne la abstención, ya que los socialistas castellanomanchegos «estamos en el no a Rajoy y a un gobierno con independentistas».

El único de los críticos que se decantó desde el principio por la abstención fue el extremeño Guillermo Fernández Vara. Susana Díaz defiende que no se puede gobernar con 85 escaños ni ir a terceras elecciones, lo que aboca a la abstención. En la misma línea están el asturiano Javier Fernández y el aragonés Javier Lambán.

El otro bando, el reducto de los dirigentes territoriales fieles a Sánchez, con la presidenta balear, Francina Armengol, y el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, al frente, exige que se mantenga el no que aprobó el comité federal, y plantean que cualquier intento de cambiar esa decisión se someta a la militancia.

El PP, Ciudadanos y Podemos

Dos dirigentes del PP intentaron tender puentes con el PSOE. La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, señaló que ve «allanado» el camino a la investidura. El líder del PP catalán, Xavier García Albiol, aseguró que ve más cercana «la posibilidad de sentarse a hablar» con el PSOE.

Ciudadanos pidió un «acuerdo de mínimos» a ambos partidos y se ofreció para participar en el diálogo. El vicesecretario general del partido, José Manuel Villegas, insistió en que «hay tiempo para que el PSOE reflexione y pueda intentar negociar con el PP la salida del bloqueo institucional».

Por su parte, Podemos se ha mostrado «preocupado» por la posibilidad de que la nueva gestora socialista abra la puerta a un gobierno de los conservadores, e hicieron un llamamiento a los socialistas para que lo impidan.

El plan que se guarda Sánchez para volver a presentarse a las primarias

Los críticos, con Susana Díaz a la cabeza, forzaron la dimisión de Pedro Sánchez, que se vio obligado a tirar la toalla al no contar con el respaldo del máximo órgano entre congresos del partido. La duda es si esto supone su muerte política o está dispuesto a tratar de resucitar para presentarse a unas futuras primarias, en las que se debe elegir al secretario general. El presidente de Cantabria, el siempre locuaz Miguel Ángel Revilla, reveló el sábado por la noche que Sánchez le hizo una llamada tras su dimisión para agradecerle su apoyo y que, ante la pregunta de si pensaba competir en las primarias, le respondió que sí. El diputado del PSOE Odón Elorza corroboró ayer que Sánchez «se presentará para ganar las primarias» del PSOE «cuando toque».

El plan que maneja consiste en dejar pasar un tiempo con un perfil bajo, como ya hizo en la noche del sábado al aceptar su derrota y prometer un apoyo leal a la gestora, para ir volviendo poco a poco al primer plano. Todo pasa porque el PSOE se abstenga y permita que gobierne Mariano Rajoy. De no ser así, sus posibilidades serían mínimas, ya que no podría aparecer como el abanderado del no frente a sus oponentes que, según su relato, no dudaron en apartarlo con ese fin. Si no hay elecciones, la incógnita es saber cuándo se celebrarán las primarias, que se harán conforme al calendario que fije la gestora, en la que los partidarios de Susana Díaz son mayoría. Sánchez no ha renunciado a su acta de diputado, lo que indica que no tiene intención de irse del todo y que quizá aguarda otra oportunidad.