Dirigentes del PSdeG piden que Cancela dimita y ella dice que no piensa dar «un paso atrás»

Xosé Vázquez Gago
x. Gago REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

La presidenta afirma que el mandato que recibió sigue vigente

03 oct 2016 . Actualizado a las 15:24 h.

Apenas unos minutos después de la dimisión de Pedro Sánchez comenzó una guerra sorda en el PSdeG. De los once representantes gallegos en el comité federal solo una apoyó a Sánchez en la votación que provocó su caída: Pilar Cancela, presidenta de la gestora del partido en Galicia. Otros representantes y miembros del sector críticos comenzaron a pedir su cabeza tan pronto se formó la nueva dirección en Ferraz. Manifestaron que había llegado el momento de que hubiese «novedades» en Galicia y señalaron que la situación de la gestora era «insostenible».

Las críticas siguieron ayer, cuando fuentes del sector crítico dijeron que «a Pilar no la eligió nadie. Simplemente, en marzo fue designada para un cargo por un órgano que ya no existe. Lo más lógico sería que pusiese su puesto a disposición del órgano que ha sustituido [gestora] al que la nombró [la antigua ejecutiva encabezada por Sánchez]».

Esa guerra sorda subió un grado con la entrada en escena de Pachi Vázquez, el ex secretario general del PSdeG, muy crítico tanto con Pedro Sánchez como con José Ramón Gómez Besteiro, que le sucedió al frente del partido en Galicia y tuvo que dimitir tras ser imputado. La gestora encabezada por Cancela que se nombró para sustituir a Besteiro, fue designada directamente por Sánchez y su secretario de Organización, César Luena, y está formada por fieles al ex secretario general. No hay representantes de los sectores de Vázquez y del otro baluarte de los críticos, el alcalde de Vigo, Abel Caballero.

Pachi Vázquez puso ayer cara a las críticas hacia la gestora y pidió a Cancela que renuncie «por sentido común». Recordó que su nombramiento fue «imposto unilateralmente por Pedro Sánchez» y que «non representa nin ao comité federal nin ao PSdeG», porque fue la única que respaldo al ya exsecretario general. Por ello, y para «evitarlle a ninguén que teña que pasar un momento desagradable», le pidió que asuma que es el momento de «deixar espazo» y permitir que se abra un nuevo rumbo.

Pero la presidenta de la gestora no está por la labor de dar «ningún paso atrás», porque entiende que los objetivos para los que fue nombrada no se han alcanzado: convocar un congreso y primarias en el PSdeG. Insiste en que «ese mandato sigue ahí» y que se mantendrá hasta que esté cumplido o haya una decisión de la nueva dirección que, en caso de producirse, «acataré».

Cancela se planteó por qué tendría que dimitir por haber votado a favor de Pedro Sánchez, ya que «más del 70 % de las agrupaciones de Lugo y A Coruña» apostaron por dar su respaldo al ya exsecretario general, y también la mayor parte de las agrupaciones de Pontevedra y Ourense.

Mientras Cancela insiste en que va a continuar con su trabajo, el sector crítico da por seguro de que habrá cambios en Galicia «a corto plazo». Entienden que los movimientos ya se han empezado a producir y apuntan al voto contrario a Sánchez de Antón Louro, uno de los grandes valedores de Xoaquín Fernández Leiceaga en las primarias en las que se impuso a Xosé Luis Méndez Romeu.

Leiceaga contó también con el respaldo de José Ramón Gómez Besteiro y del aparato provincial y nacional, mientras que Méndez Romeu era el candidato de la vieja guardia, en su mayoría contraria a la gestión de Pedro Sánchez. Uno de sus respaldos fue Abel Caballero, que ayer se mostró muy crítico con la estrategia que siguió su partido en las autonómicas. «El no es no se hizo en Galicia y Feijoo ganó con mayoría absoluta», dijo el presidente de la FEMP. Caballero señaló que el rumbo marcado por Sánchez estaba llevando al partido a pelear por ser «la segunda o la tercera fuerza política, cuando nosotros queremos pelear por ser los primeros con un proyecto mayoritario que vuelva a ilusionar a la sociedad».

El regidor ironizó sobre las posibles exigencias que el PP podría plantear al PSOE: «Igual [Rajoy] también quiere que le llevemos el desayuno a la cama», y reivindicó que lo que quieren los militantes es «ganar elecciones y transformar la sociedad».