El grupo parlamentario podría sufrir una escisión y facilitar con la abstención la investidura de Rajoy

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

ESPAÑA

Diego Crespo | efe

La nutrida federación socialista andaluza, con Susana Díaz a la cabeza, cuenta con veinte diputados entre sus filas

30 sep 2016 . Actualizado a las 07:26 h.

La fractura interna en el PSOE tendrá casi con toda seguridad consecuencias en el grupo parlamentario socialista en el Congreso. Son 84 diputados, entre afines y detractores de Pedro Sánchez, que tienen en su mano la posibilidad de desbloquear la investidura. En el actual escenario de crisis total, no sería descabellada una escisión en el grupo parlamentario que abriera la puerta a que una parte de los actuales diputados socialistas se abstuvieran en una hipotética investidura de Mariano Rajoy.

De los 17 miembros dimisionarios de la Ejecutiva y enfrentados a Sánchez, solo dos -Micaela Navarro, vicepresidenta del Congreso, y el hasta ahora secretario de política federal, Antonio Pradas- tienen escaño en el Congreso. La nutrida federación socialista andaluza, con Susana Díaz a la cabeza, cuenta con veinte diputados entre sus filas. Suficientes para dar la investidura a Rajoy en el caso de que pasaran a la abstención. Eso sin contar con los diputados de otras federaciones, tampoco afines a la dirección del partido.

Al margen de la investidura y en el caso de que la legislatura consiga salir adelante, la fractura del partido puede tener también efectos en la propia organización del grupo parlamentario socialista. Caben tres posibilidades. Que los perdedores de la pugna orgánica sean expulsados del grupo -cosa prevista en su reglamento interno-, que lo abandonen voluntariamente y pasen al mixto o que, sin salir del grupo socialista, decidan romper la disciplina de voto.

Lo que está meridianamente claro es que no existe ninguna posibilidad legal de que el partido obligue al diputado a renunciar a su escaño, que es propiedad del parlamentario. Tampoco el Reglamento del Congreso contempla la posibilidad de que una parte de un grupo se escinda de otro y forme uno separado.

Así las cosas, y de materializarse la fractura, lo único viable es que los perdedores de la pugna orgánica pasen al Grupo Mixto o que la nueva dirección los expulse.