El Gobierno vuelve a advertir de la ilegalidad del referendo

Nuria vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Angel Diaz | efe

Un mensaje también preventivo ante la hipótesis de que Sánchez quiera negociar con los independentistas un gobierno alternativo

30 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno trató ayer de hacer ver a Carles Puigdemont que no importa lo que ocurra en las negociaciones para la investidura ni qué candidato llegue a la Moncloa. Se instale quien se instale en el Ejecutivo, incluido Pedro Sánchez, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría advirtió de que el referendo independentista que pretende el presidente catalán no podrá convocarse. «Mientras los españoles sigan siendo dueños de su soberanía, lo que pretende el señor Puigdemont no se puede lograr con cualquier gobierno», avisó la número dos de Mariano Rajoy.

Amparo jurídico

El Ejecutivo esgrime tener los instrumentos suficientes para frenar el plan del líder de la Generalitat, que plantea realizar la consulta en septiembre del 2017 o bien con el acuerdo del Estado o bajo el amparo de un marco jurídico catalán. El ministro del Interior en funciones precisó que ante ese marco jurídico propio que «nadie dude» de que el Gobierno «hará cumplir la ley y, ante todo, la Constitución». «Quizá el mayor desafío de los dirigentes independentistas catalanes -cargó Jorge Fernández Díaz- es aterrizar en la realidad». En este sentido, el titular de Interior recordó que el texto de la Carta Magna garantiza la indisoluble unidad de España y que nadie está, por lo tanto, facultado para negociar sobre la integridad del Estado. «Lo que es España lo decidimos todos los españoles y nadie puede hablar en nombre de todos los españoles, salvo todos los españoles», zanjó en el acto conmemorativo del Día de la Policía en Ávila.

La advertencia funcionó también como mensaje preventivo ante la hipótesis de que el líder del PSOE, Pedro Sánchez, quiera negociar con los independentistas un gobierno alternativo, cuando tanto Convergència como Esquerra han situado el referendo como requisito para dialogar sobre un acuerdo de investidura.