Rajoy carga contra un posible Gobierno del PSOE, que «duraría un cuarto de hora»

nuria vega MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Angel Diaz | EFE

El PP niega a Sánchez su «derecho» a ser una alternativa con 85 escaños y le advierte de que tendría en contra al Senado

24 sep 2016 . Actualizado a las 10:36 h.

En estos días que transcurren en clave electoral, los discursos de los principales líderes políticos evocan aquellos que se esgrimían antes de la convocatoria del 26J, cuando Pedro Sánchez intentaba sacar adelante su investidura y Mariano Rajoy estaba convencido de que ya solo quedaba esperar unas segundas elecciones. El presidente del Gobierno en funciones parece, de hecho, haber tirado la toalla con un secretario general del PSOE al que reprocha no poner fácil la «interlocución» y encima intentar lo que a su juicio es un imposible, llevar a la Moncloa un cóctel de sensibilidades políticas. «Los números sobre el papel dan, pero es su responsabilidad hacer un Gobierno Frankenstein, que duraría un cuarto de hora», censuró ayer el jefe del Ejecutivo.

El término es un derivado, en realidad, del Sanchezstein que improvisó el portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, tras la Junta de Portavoces del pasado martes, y se refiere a la suma de PSOE, Podemos y los independentistas catalanes para hacer posible la investidura del líder de la segunda fuerza política.

El presidente abrió la veda y hasta su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, acuñó el concepto desde la Moncloa para advertir a los socialistas de los perjuicios que esa alianza podría acarrear a España, «un país unido en el que los ciudadanos son iguales y solidarios».

«¿Ahora Sánchez pretende hacer un Gobierno con esos que están planteando que una parte de España sea independiente?», se preguntó Rajoy, pese a que desde Ferraz se insiste en subrayar que su hoja de ruta busca el entendimiento solo con Podemos y Ciudadanos. Frente a los votos de PP, Ciudadanos y Coalición Canaria, el jefe del Ejecutivo censura cualquier maniobra que esté planificando Sánchez para impedir su continuidad en la Moncloa y alerta de la dificultad de un Gobierno sustentado en 85 escaños para poner en marcha una legislatura duradera. Tal y como lo entiende, sería un Gabinete constituido para «un cuarto de hora», «un disparate» y la causa de un posible retroceso económico del país, que tendría en contra al Senado, con mayoría absoluta del PP.

Mientras Sánchez reiteraba su intención de seguir intentando desde el lunes una alternativa a Rajoy, Rivera cerraba, por enésima vez, esta posibilidad. El líder de Ciudadanos, además de insistir en que Podemos y los nacionalistas, dos de los posibles socios que tendría que buscar Sánchez para superar la investidura, representan proyectos «antagónicos» con su partido, descartó que vaya a apoyar un Ejecutivo «para que Sánchez sea presidente tres cuartos de hora».

Coincidió de nuevo con los barones críticos socialistas en que es un intento «inviable», que, si al final pudiese ver la luz, estaría condenado al fracaso en pocos meses y, además, no resolvería los problemas económicos ni haría las reformas que necesita el país. «Queremos desbloquear España, pero no cargarnos el país», indicó para justificar su falta de apoyo.

La cúpula de Ciudadanos está convencida de que el propio Sánchez sabe perfectamente que su intento de postularse para una investidura está condenado al fracaso de antemano, pero que tiene dos buenos motivos para poner en marcha esta estrategia.

El primero sería ganar tiempo y argumentos ante los barones críticos de su partido para lograr mantener la secretaría general de la que quieren echarle, y para poder repetir como candidato del PSOE a la Moncloa en unas terceras elecciones que cada vez parecen más probables. En el partido naranja piensan que el segundo objetivo es, una vez fracase el intento de negociación, achacar tanto a Ciudadanos como a Podemos la culpa de la repetición de los comicios, por hacer imposible su investidura con el veto mutuo.